Mientras los discursos oficiales hablan de seguridad y compromiso, efectivos policiales deben hacer dedo en la ruta para llegar a sus guardias. Mal pagos, sin viáticos ni transporte, son víctimas de un sistema que exige todo y no garantiza nada.
«A las 11 de la mañana salimos a hacer dedo en Reconquista para llegar a nuestra guardia a las 20 hs. Estuvimos más de cinco horas sin que nos pudieran trasladar. Recién a la medianoche llegamos al trabajo». Así lo relató un efectivo policial destinado a cubrir guardia lejos de su lugar de residencia. No es ficción. Es Santa Fe. Es 2025. Es el Estado lavándose las manos. Mientras los discursos oficiales repiten palabras como “compromiso”, “presencia en las calles” y “firmeza frente al delito”, los trabajadores policiales hacen dedo en la ruta para llegar a cumplir una guardia nocturna, mal pagos, sin movilidad oficial, ni viáticos, ni descanso, ni respaldo. Este caso no es aislado. Forma parte de una larga lista de traslados en comisión mal planificados, con perjuicio económico directo sobre el personal, como venimos denunciando desde este medio. Y lo peor: la institución no ofrece solución, ni cobertura, ni humanidad. Una postal de precariedad que ya no se puede disimular Horas en la ruta. Bajo el sol. Sin baños. Sin recursos. Sin transporte. Así se presentan a trabajar quienes deben protegernos. Y mientras tanto, desde un despacho con aire acondicionado, algunos funcionarios celebran recortes o muestran patrulleros nuevos para la foto. ¿Qué seguridad se puede brindar cuando el que debe darla llega caminando, con hambre y sin dormir? El personal policial no es descartable. El respeto comienza por garantizar lo mínimo: traslados dignos, horarios humanos y salarios justos.
Daniel Natali fue mordido por cinco perros y sufrió heridas en todo el cuerpo; la dueña ya tenía denuncias previas.
El arzobispo Ángel Sixto Rossi, de Córdoba, contó que dialogó con el sumo pontífice y él mismo le expresó su deseo de venir al país.
La menor fue derivada desde el Samco de Avellaneda. Según informaron desde el hospital, no está en riesgo de vida, pero sus padres estaban bajo los efectos de drogas.
El incidente se dio mientras el chico estaba jugando un partido de fútbol en su club.