Con
esta frase sentenció la victoria el candidato del socialismo en Villa Ana. El
pasado 22 de octubre fue un día histórico para los habitantes de esta localidad.
En una elección tranquila y de alto vuelo democrático, el espacio del Frente
Progresista Cívico y Social, liderado por el joven Catalino Coman, obtuvo un
rotundo triunfo sobre la histórica dirigente justicialista, Carmen Rodríguez, que
no pudo «contener» los votos que se fugaron a engrosar el categórico 64% de la
lista ganadora.
En la historia política de Villa Ana, pocas
veces se pudo observar un clima de masiva alegría mezclado con la sensación de que
algo nuevo estaba naciendo en el pueblo. Haciendo un breve repaso de la historia
política de Villa Ana -desde la democracia hasta acá (1983-2017)- tres fueron los presidentes comunales que
presidieron la Comuna: Carlos Gómez, Daniel Rodríguez y Ramón Romano, todos
bajo el signo del peronismo y con un perfil de «gestión centralista» con sus
lógicas variantes. También en este período se pueden identificar tres momentos
que marcaron un cambio de época política, y trajeron aires esperanzadores al
pueblo.
La primera estuvo marcada por el retorno
de la democracia y el triunfo ajustado por 4 votos del candidato Carlos Gómez,
iniciando una era bajo las banderas del justicialismo. Un segundo momento -signado
por la unión de radicales, peronistas disidentes, izquierdistas e
independientes- estuvo sintetizado en la fórmula Rodríguez-Sánchez -que en las
elecciones de 1995- se alzaron con el triunfo y terminaron con doce años de
Carlos Gómez al frente de la Comuna.
La gestión de Daniel Rodríguez fue la
más extensa del período político de Villa Ana. Teniendo en cuenta los últimos
cuatro años del gobierno de Ramón Romano, se puede decir que -en total- el
período del «danielismo» duró veintidós años -dieciocho años como presidente
comuna y cuatro años bajo la influencia de su estructura política pese a la
ruptura de relaciones con su antiguo secretario comunal, ahora presidente-.
A
lo largo de todos esos años -principalmente los últimos diecisiete- fue creciendo
una oposición de diversas expresiones políticas manifestada -al inicio- en el «vecinalismo», una novedosa experiencia de construcción
transversal que se fue apagando frente a las derrotas electorales de los años
2001 y 2003. Los vestigios del «movimiento vecinalista» fueron a parar al
Frente Progresista Cívico y Social que venía a inaugurar un nuevo espacio
político en la localidad, manteniendo una lógica parecida de construcción
política y teniendo el mismo objetivo: Ganar la Comuna de Villa Ana. En este
espacio comenzará su carrera política el joven Catalino Coman.
Catalino se inició en el 2006 como
militante social en la Asociación Civil Quebrachito ―donde hizo sus primeras
armas y experiencia de trabajo comunitario― para luego afiliarse al Partido
Socialista y continuar su militancia y compromiso con Villa Ana. Fue candidato
por primera en el 2011 con 24 años, en el 2013 -2015 fue parte de la lista que
lideró Oscar Villegas- y finalmente en el 2017, para proclamarse como nuevo
presidente comunal. Hasta acá un poco de historia.
En relación a las elecciones del 22 de
octubre son varias las lecturas políticas que se pueden ensayar. En primer
lugar se observa un claro recambio generacional en la política. Esto
primeramente se dio en la oposición cuyos históricos dirigentes -muchos
derrotados políticamente otros cansados por el mismo desgaste de tantos años- fueron
quedando en un segundo plano ante la irrupción de la juventud. Del lado del
oficialismo este proceso fue más paulatino. Probablemente ahora -derrota
aplastante de por medio- se abra el debate que habilite replanteos y recambios
de caras e ideas.
En otra instancia, el aluvión de votos a
favor del candidato Catalino Coman, deja entrever un hartazgo de la comunidad de
Villa Ana. El evidente estancamiento que atraviesa la localidad en cuando a
perspectiva de futuro, combinado con un discurso innovador de «gobernar con el pueblo» -manifestado en
las comisiones de vereda- confluyeron en un fulminante rechazo a la gestión
actual. A lo mejor también estemos frente a un nuevo paradigma
cultural-político de participación y protagonismo ciudadano. Es muy pronto
todavía para afirmarlo.
Ahora bien los desafíos que tiene por
delante la nueva gestión son enormes, y crece cada día más por las expectativas
que generó. Uno de los temas inmediato y prioritario es «ordenar la comuna» en
términos administrativos y de gestión. Para nadie es una novedad que la Comuna
de Villa Ana dispone de una planta de trabajadores que supera -en materia de
sueldos- lo que está en condiciones de poder pagar. Esto -sin dudas- será unos
de los primeros avatares que tendrá que afrontar la Comisión entrante. En ese
sentido -Catalino Coman- expresó que una de sus primeras medidas será llamar a
una «Audiencia Pública» para determinar la situación real del palacio comunal.
Ya veremos cómo sigue la película.
En cuanto al plan de gobierno todavía no
se conocen mayores detalles. En los festejos del 22 de octubre, el futuro
presidente Coman sintetizó la propuesta en la rimbombante frase: «Villa Ana va
a soñar en grande». En el slogan se intuye una fuerte necesidad de cambiar, de
despegar, lo que es compartida por buena parte de la comunidad. Ahora bien, el
paso siguiente es impulsar -en el marco de una planificación integral- medidas
y acciones concretas que permitan materializar el «sueño de una Villa Ana
grande» y que no sea una frase escueta más del montón. En ese sentido es
necesario reacomodar y relanzar las áreas de trabajo que permitan revitalizar
el funcionamiento general de la Comuna. A mi entender este -y no otro-
constituye el mayor de los desafíos que tiene por delante el equipo que lidera
Catalino Coman.
Nota:
Luciano Sánchez. – Foto: Huber Cracogna