Tucumán:
Peligro de vaciamiento en Ingenio San Juan: un primo de Manzur estaría entre
los ofertantes
Cerca de 400 fuentes de
trabajo corren peligro ante el vaciamiento del ingenio San Juan. Entre las
ofertas de arrendamiento, una llamó la atención por ser la de un primo del
gobernador, con un cargo en el gobierno de la provincia y sin ningún antecedente
en el negocio azucarero.
¿Quién es Juan Carlos Crovella?
La otra oferta de arriendo
pertenece al empresario Juan Carlos Crovella, dueño del molino harinero
Concepción SA, también conocido como Molino San Patricio, ubicado en Concepción
del Uruguay, provincia de Entre Ríos.
A fines de 2012 los obreros
del molino tomaron la planta denunciando atraso de 2 meses y medio en el pago
de los salarios y un proceso avanzado de vaciamiento de la empresa.
La lucha se extendió varios
meses hasta mediados de 2013. Por aquel entonces los obreros explicaban a una
revista local que “esta es la cuarta vez
que se cierra esta fábrica, la metodología siempre es la misma: cambio de
propietarios que presentan quiebra, un par de años cerrada la planta y luego su
apertura con la necesaria reincorporación -y eliminación- de mano de obra (…)
desde el 2003 somos empleados de Alimentos San Patricio, pero el edificio y la
maquinaria, pertenecen a Juan Carlos Crovella,
empresario que vive en Buenos Aires y alquila las instalaciones a distintas
firmas”.
Luego de recibir varios
llamados a audiencia de conciliación por parte de la Secretaría de Trabajo,
Juan Carlos Crovella manifestó su desinterés por las negociaciones y los
obreros fueron notificados de sus despidos por telegrama.
Quien ahora se presenta como
interesado en el ingenio San Juan tampoco es un desconocido para Roberto Palina
(Secretario General de FOTIA y actual Secretario de Trabajo de la provincia),
que en 2005 lo denunciaba por incumplimiento en los aportes previsionales y de
la obra social de los 280 obreros del Ingenio Aguilares.
Por aquel entonces afirmaba
en La Gaceta que "hasta ahora, la
arrendataria del Aguilares era la firma IOSA, del empresario Juan Carlos Crovella, quien, a su vez, es uno de los
dueños minoritarios del ingenio, con alrededor de un 40% de la empresa",
explicó Palina. "Pero resulta que
este año el mismo arrendatario, que sigue siendo Crovella, cambió el nombre de
la empresa, que pasó a llamarse Fericar. Nos preocupa que cambie el nombre de
la empresa el mismo arrendatario que viene evadiendo aportes y
obligaciones".
Juan Carlos Crovella acercó
una oferta de arriendo que incluye el despido de la totalidad de los
contratados, jubilaciones anticipadas, y un examen médico que anticipa nuevos
despidos…”
Fuente: http://laizquierdadiario.com/spip.php?page=gacetilla-articulo&id_article=34703
CROVELLA JUAN CARLOS
AFIP
» Constancia de Inscripción
» Actividades Económicas
» Constancia de CUIL (ANSES)
INFORME DE RENTAS
» Bs. As. » Córdoba
» Corrientes » Río Negro
» Salta
INFORME BANCO CENTRAL
» Deudas
DATEAS
» Informe Comercial
CUIT: 20-14584032-6
Persona Física (Masculino), Argentino
Provincia: Buenos Aires - Localidad: Gregorio
De Laferrere
Fecha de inscripción: 1988-07-06
Ganancias: Ganancias Personas Fisicas - IVA:
Iva Exento
Empleador: No
Impuestos activos:
GANANCIAS PERSONAS FISICAS
IVA EXENTO
APORTES SEG.SOCIAL AUTONOMOS
Actividad(es):
Principal: 681098 -
SERVICIOS INMOBILIARIOS REALIZADOS POR CUENTA PROPIA, CON BIENES URBANOS
PROPIOS O ARRENDADOS N.C.P.
» SERVICIOS INMOBILIARIOS
REALIZADOS POR CUENTA PROPIA, CON BIENES PROPIOS O ARRENDADOS » SERVICIOS
INMOBILIARIOS
Secundaria: 702091 -
SERVICIOS DE ASESORAMIENTO, DIRECCIÓN Y GESTIÓN EMPRESARIAL REALIZADOS POR
INTEGRANTES DE LOS ÓRGANOS DE ADMINISTRACIÓN Y/O FISCALIZACIÓN EN SOCIEDADES
ANÓNIMAS
» SERVICIOS DE
ASESORAMIENTO, DIRECCIÓN Y GESTIÓN EMPRESARIAL » SERVICIOS PROFESIONALES,
CIENTÍFICOS Y TÉCNICOS
Secundaria: 681099 -
SERVICIOS INMOBILIARIOS REALIZADOS POR CUENTA PROPIA, CON BIENES RURALES
PROPIOS O ARRENDADOS N.C.P.
» SERVICIOS INMOBILIARIOS
REALIZADOS POR CUENTA PROPIA, CON BIENES PROPIOS O ARRENDADOS » SERVICIOS
INMOBILIARIO
Fuente:
www.cuitonline.com/detalle/20145840326/crovella-juan-carlos.html
Los trabajadores del molino, en lucha por sus puestos de trabajo.
Por Revista Mascaró - feb 8, 2013 609 0
Desde el 13 de diciembre,
los trabajadores del Molino San Patricio tomaron la planta en reclamo de los
sueldos y aportes adeudados y en defensa de su fuente de trabajo. Aquí, el
relato de una historia de lucha plagada de empresarios y políticos corruptos,
estafas y negocios turbios que llevaron a que 50 familias hoy estén peleando
por el pan de todos.
Por
Soledad De Battista
Un sonido estridente de
sirena surca el aire y penetra las casas del barrio del puerto en Concepción
del Uruguay. Son los trabajadores del molino harinero que, varias veces al día,
dan señales de permanencia, y de resistencia. Desde el pasado 13 de diciembre,
43 obreros del Molino San Patricio, ubicado en la zona portuaria de la ciudad
entrerriana, tomaron las instalaciones de la empresa. El motivo de la medida es
el adeudamiento de dos meses y medio de
salario y la defensa de la fuente de trabajo. La planta es actualmente
administrada por la empresa Alimentos San Patricio S.A, y los obreros
decidieron permanecer en ella hasta tanto se tengan respuestas concretas y una
solución definitiva.
Guillermo y Miguel trabajan para Alimentos San Patricio hace 9 años. Ambos rozan los 25 años de edad y por primera vez se enfrentan a una lucha de estas características, pero algunos de sus compañeros más viejos vivieron en el lapso equivalente a su edad tres situaciones de quiebra a raíz de la mala administración de las distintas empresas que explotaron la planta. Revista Mascaró se acercó a la empresa en conflicto y dialogó con los ellos y otros compañeros que se fueron sumando, quienes explicaron que la toma de las instalaciones surgió como última medida para reclamar pagos atrasados, aportes patronales y la defensa de sus puestos de trabajo ante un evidente vaciamiento por parte de la empresa.
“Esta es la cuarta vez que
se cierra esta fábrica, la metodología siempre es la misma: cambio de
propietarios que presentan quiebra, un par de años cerrada la planta y luego su
apertura con la necesaria reincorporación -y eliminación- de mano de obra”,
narraron los trabajadores como si hablaran de un cuento conocido de memoria.
“Desde
el 2003 somos empleados de Alimentos San Patricio, pero el edificio y la
maquinaria, pertenecen a Juan Carlos Crovella,
empresario que vive en Buenos Aires y alquila las instalaciones a distintas
firmas”, explicaron los obreros, quienes advirtieron que la
producción se detuvo hace tiempo. Según narraron, hace dos meses y medio la
patronal comenzó a dar vacaciones indefinidas y la materia prima se iba
diezmando, esto enmarcado en el traspaso de manos de la empresa.
Lo que llama la atención de
los empleados es cómo se fundió una empresa que durante cinco años “molió de
lunes a lunes, trabajando y exportando a muchos países. Lo que nos preguntamos
es donde está la plata. La planta está parada hace dos meses. El 27 de octubre nos dieron vacaciones y
nos dieron la esperanza de que esto iba a seguir trabajando pero nos mintieron
y nunca nos pagaron nada”, expresó Guillermo.
El
telón de fondo
Argentina ha sido uno de los
principales exportadores de trigo. Pero esta producción ha ido disminuyendo
desde los 90, por la mayor presencia del cultivo de soja que se introdujo en la
región, acompañado de importantes innovaciones tecnológicas, que permitieron
obtener mayor rentabilidad a menor costo. Según el trabajo titulado Innovaciones
tecnológicas en los 90: industria molinera argentina, de María Laura Viteri y
Graciela Ghezán (2002, INTA EEA Balcarce /FCA UNMDP), esto se suma a un proceso de concentración de
capitales -las tres primeras empresas absorben casi el 50% de la molienda
total- y su incipiente proceso de extranjerización, a partir del ingreso de
firmas transnacionales como Cargill en la rama productiva, que favorece el
negocio a los grandes molinos y exportadores, en desmedro de los pequeños
productores.
En dicha investigación
afirman que “el 48% restante de las harinas se elabora en unos 75 molinos,
dentro de los cuales existe una amplia heterogeneidad en cuanto a tamaño de
planta y volúmenes procesados. Unas 40 empresas absorben el 8% restante del
mercado. Se trata de molinos pequeños, con una capacidad promedio de producción
de 30 ton/día, la mayoría de los cuales se hallan en difícil situación
económica, con problemas impositivos y logrando subsistir a través de la
producción a fasón”.
Por otro lado, y como sucedió de manera extendida en la década del 90, los regímenes de empleo fueron afectados por una nueva legislación laboral y empresarial, donde la flexibilización en las formas de contratación y empleo fueron socavando los derechos de los trabajadores y se instalaron modus operandis al servicio de los artilugios patronales. Uno de ellos es la conformación de sociedades anónimas que tras decretar el quiebre de la empresa para deshacerse de las deudas y barrer con los derechos laborales, vuelven a abrir y operar en el mercado con una nueva firma, o simplemente desaparecen dejando familias en la calle.
En este caso, se suma la
escasa producción de trigo en la región en el último año y la prevalencia de la
exportación del grano. Actualmente, el trigo cosechado va a parar a manos de
grandes acopiadores y exportadores -como LDC (Louis Dreyfus Comodities) o a
asociaciones cooperativas, existiendo una concentración cada vez mayor en la
comercialización de grano. Con esta política, no sólo se dificulta la obtención
del grano de trigo para moler, sino que se retrocede en el desarrollo de la
producción y el comercio (también de exportación) de productos con valor
agregado (como es la harina) que dice promover el modelo kirchnerista actual.
Crónica
del vaciamiento
La
trama del conflicto en el molino entrerriano es compleja. El dueño de las
instalaciones es Juan Carlos Crovella,
propietario de Goloeste S.A., un empresario que vive a más de 300 km del lugar,
y desde allí decide el destino de la
fábrica. Desde el año 2007, mantiene un contrato de locación con
la empresa Alimentos San Patricio S.A., que a su vez tenía un convenio de
molienda con Molinos Victoria, empresa santafesina productora de trigo, que a
partir de contar con una estructura multiplanta, duplicó su capacidad productiva
y consolidó su ingreso en la industria para el mercado interno y fortaleció su
desarrollo en exportaciones a países del MERCOSUR. El molino de Concepción,
tiene a estos fines, una ubicación estratégica, por estar situado frente a las
dársenas del puerto donde acceden los buques de carga y a pocos metros del
acceso de tránsito pesado que comunica con la Ruta Nacional 14.
De esta manera San Patricio
realiza lo que se denomina trabajo a fasón (para terceros): son intermediarios
que sólo se ocupan de contratar la mano de obra y echar a andar la maquinaria a
través de contratos de molienda con productores de trigo. Hacia fines de
octubre, el trigo que acopiaba Molinos Victoria en los silos de la planta se
terminó, y el contrato de molienda -que para desconocimiento de los
trabajadores tenía vencimiento anual- caducó. En dichas circunstancias, los
obreros fueron licenciados con la posibilidad de que a su regreso, se
reactivara la producción a través de un convenio con Molino Cañuelas, pero este
parecía no concretarse y un buen día se encontraron con que los directivos de
San Patricio habían cargado sus cosas en un camión abandonando la ciudad.
Con la expectativa de volver
a la normalidad en la producción del molino, los empleados accedieron a tomarse
las “vacaciones” obligadas -y no pagas- que les ofrecieron. Los haberes correspondientes a las últimas
tres quincenas no fueron abonados, mientras que los últimos pagos efectuados
por la empresa fueron realizados en cuotas. “Las respuestas que nos dieron desde
la empresa fueron todas negativas. A nosotros nos robaron, nuestras familias
esperan una solución ya porque queremos pagar nuestras deudas y darle de
comer”, expresó Guillermo
Para los obreros, el
principal responsable del conflicto que atraviesa la firma es su gerente,
Alfredo Hierro, y los directivos de la administración local Adriana Corantelli,
contadora “trucha”; Matías Bonus, Jefe de Personal, que también tiene vínculos
familiares en la AFIP; Juan Carlos Ortiz, Jefe Molinero, quien dibujaba las planillas;
y Fabricio Larroque, Jefe de Carga, yerno de un importante juez uruguayense.
Las vinculaciones son tan asombrosas que dejan entrever un plan orquestado para
vaciar el molino.
Durante la entrevista,
Rubén, otro de los trabajadores, interviene indignado: “le robaban a Victoria
la producción para venderla en negro al mercado interno, y a nosotros nos
robaban los aportes”. De la misma manera, relataron que la esposa de Hierro se
desempeña como subgerente local del Banco Credicoop, con el que opera la fábrica,
y que se ocupaba de “tapar” los cheques rebotados que llegaban por falta de
fondos.
Rubén recorre estos meses en
busca de una respuesta y saca algunas conclusiones: “nosotros recién nos
enteramos de un montón de cosas, pero resulta que ellos estaban al tanto de que
el 20 de diciembre se renovaba el contrato de alquiler de la planta y quedaban
unas toneladas de trigo en los silos, que se suponía que iban a ser para
nuestra indemnización, pero en cambio las vendieron en negro. Sabemos que
algunos de los clientes que compraban harina en negro son Debrabandere -del
supermercado San Justo-, C.A. Méndez Casariego -de Gualeguaychú- y mientras un
camionero le llevaba bolsas a Concordia a un cliente de Goloeste S.A., no
parece ser casualidad.”
La
gran estafa
Sumando a la historia
contada, y en medio del reclamo por la
regularización de su situación laboral, los empleados del molino se encontraron
con que existía un embargo sobre la empresa pedido por parte de la Administración
Federal de Ingresos Públicos (AFIP), por el pago irregular de los aportes
patronales. Para informarse sobre la
situación se reunieron con la jefa de la repartición, la contadora Nora
Mazocatto, y descubrieron que la empresa mantiene deudas por una suma superior
a los 800 mil pesos con la entidad tributaria, situación que lleva 9 años, -la
misma cantidad de años que hace que Alimentos San Patricio S.A. se hizo cargo
de la producción en el molino- y por la emisión de cheques sin fondos.
“A nosotros nos están
debiendo tres quincenas de salarios y ni que hablar del aguinaldo, pero nuestro
principal objetivo es mantener nuestra fuente de trabajo cosa que no podemos
hacer porque este embargo que tiene la empresa por la AFIP impide que una nueva
empresa pueda ingresar a trabajar”, expresó Guillermo.
Dicho embargo recorre un
sinuoso camino. Según les fue explicado la funcionaria a los trabajadores, cada
vez que la empresa era advertida de la deuda, acudía a la entidad para evaluar
un plan de pagos. La AFIP les otorgaba un plan de 36 meses, la empresa pagaba
la primer cuota y dejaban caer el plan, hasta que la entidad debía
refinanciarlo por 23 meses más, y así sucesivamente, durante 9 años….”