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Educación y Cultura: Historias, leyendas y mitos: Felicitas Guerrero.
19/11/2021 | 1855 visitas
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Una vida intensa, trágica, en un momento de Argentina atravesada por una de las pandemias más horrorosas: la de la fiebre amarilla.

FELICITAS GUERRERO: UNA VIDA ATRAVESADA POR LA TRAGEDIA.

En ocasión alguna dejaba de llamar la atención la entrada a fiestas o salones, de Don Martín Gregorio. Tal vez su apostura, para nada mellada por los años. Tal vez su fortuna, para nada pequeña. Tal vez su prosapia, pues era nieto de don Martín de Álzaga, el último alcalde realista de Buenos Aires, héroe indiscutido en las invasiones inglesas y que, luego, en 1809, el 1 de enero, conduce un levantamiento contra el Virrey Liniers. Realizó un segundo intento, que también fracasó. Detenido, es confinado a Carmen de Patagones. Y, finalmente, el 6 de julio de 1812, tras la persecución de Moreno, por orden de Rivadavia es fusilado, acusado de conspiración, aunque no existían pruebas de la misma. Las tragedias también dan brillo.

Pero, Tal vez, todo unido, apostura, linaje, fortuna y la soltería a los 50 años, hacía que las miradas de casaderas y de sus padres, hacía, repito, resaltar mucho más el poder de atracción de don Martín Gregorio de Álzaga y Pérez Llorente.

Uno de los tantos padres de hija casadera, también de linaje, era don Carlos José Guerrero y Reissig, que podía remontar sus orígenes al linaje de los Reissig de Hamburgo, del Imperio Germánico. Su hija Felicia Antonia Guadalupe Guerrero y Cueto, nacida el 26-02-1846, hija primogénita de su matrimonio con Felicia Cueto y Montes de Oca, nacida, repito, en Buenos Aires, que en ese entonces formaba parte de la Confederación Argentina, gobernada por don Juan Manuel de Rosas.

En esos años Buenos Aires nada tenía que otras capitales del mundo pudieran envidiarle. Sus calles eran de tierra, sumamente desparejas y, contra el criterio y consejos de afamados médicos, los incontables pozos se rellenaban con los desperdicios y basuras domiciliarias. Es de imaginar, aparte del aspecto desagradable y deprimente, la pestilencia en toda época del año y los focos infecciosos que se originarían por ello.

No es de extrañar, entonces, que se desencadenaran repetidas epidemias de la terrible fiebre amarilla, ya que, en los charcos de las calles se reproducían los mosquitos Aedes Aegypti, trasmisor del virus.

Todos recordaban las de 1852 y 1858, con gran cantidad de muertes y éxodo de los adinerados hacia sus quintas alejadas de la ciudad, en un intento por escapar a la peste.

Y es en 1863, cuando arranca lo central de nuestra historia, la hermosa joven que nos ocupa, contaba apenas con 17 años y tenía once hermanos menores.

Y don Carlos Guerrero y doña Felicia Cueto, aparte de fortuna y linaje llevaban una ventaja entre los competidores: eran amigos de don Martín Gregorio.

Mientras todo esto se cocinaba a sus espaldas, en épocas donde poco interesaba el amor frente a la conveniencia de enlaces de fortunas y linajes, Felicitas, como todos la llamaban con cariño, mantenía, sino un romance sí un flirteo, al menos por parte de ella, ya que, don Enrique Ocampo Regueira, el festejante, nacido el 15 de agosto de 1839, estaba perdidamente enamorado de ella, y presentaba una edad más acorde con la pretendida, con sus 24 años. Pasado el tiempo, don Enrique sería el tío abuelo de Victoria Ocampo.

Pero…un día don Antonio y doña Felicia se reunieron en el salón de la casa y comunicaron a Felicitas la resolución a que habían arribado. La niña debía contraer matrimonio con don Martín Gregorio.

Ni el parecer, ni los argumentos de su falta de amor, ni el llanto de Felicitas surtieron efecto alguno en sus padres. Todo estaba convenido y arreglado. Sólo faltaba fijar la fecha del enlace.

Nada quedaba que Felicitas pudiera hacer, más que aceptar lo dispuesto por sus padres. El amor vendrá después, con el tiempo, le dijeron. Nuestro deber es velar por el futuro de los hijos, y, el tuyo, con Martín Gregorio está asegurado.

Recluida en sus habitaciones, fue acomodando sus sentimientos a lo inevitable.

Y lo inevitable llega. Fue así que un día sus padres comunicaron a la joven Felicitas que su casamiento se realizaría el 02-06-1864. Y, a gusto, o a disgusto, ella no tuvo más opción que aceptar, en cumplimiento de la voluntad paterna y la conveniencia social y económica propia y de la familia.

De modo que se iniciaron los preparativos de la boda y se cursaron las invitaciones de rigor:

Don Carlos José Guerrero y Reissig y doña Felicia Cueto y Montes de Oca participan el enlace de su hila Felicia Antonia Guadalupe Guerrero y Cueto con el señor don Martín Gregorio de Álzaga y Pérez Llorente, a celebrarse el día 2 de junio 1864…

Considerando las fortunas y estirpes de ambas familias, es de suponer que los festejos debieron ser fastuosos y contado con los más selecto de la sociedad de la época.

Pero un día, ya casados, Felicitas aprendió algo…Que, si un viento sopla, puede dar vuelta las hojas de un libro abierto. Según hacia dónde las vuelva, la tenemos en blanco si es hacia adelante. Pero si las vuelve atrás, podemos leer qué ha pasado antes.

Que hay lenguas que no pueden callar y sienten placer en herir.

Que la sociedad tiene reglas estrictas para las mujeres y no así para los hombres. Que éstos, pueden mantener una familia en paralelo y…ser solteros. Y no ser mal vistos por ello.

Alguien le aportó los datos necesarios y Felicitas supo que su esposo tenía una familia, lejos, en una de sus estancias, desde hacía unos 20 años y…era padre de 4 hijos.

Por supuesto, hubo tormenta, pero el hombre expuso e hizo valer sus argumentos para un hecho que la sociedad no condenaba. Y la vida conyugal prosiguió, aunque severamente dañada para Felicitas.

Y el 24 de julio de 1866, el hogar Álzaga Guerrero se llenó de alegría. Felicitas por convertirse en madre y don Martín Gregorio no sólo por su paternidad, sino porque su primogénito (el legal, por supuesto) era un varón. Él sería el que perpetuaría su apellido. Le fue impuesto el nombre de Félix Francisco Solano de Álzaga Guerrero. La vida de Felicitas había cobrado un nuevo sentido. Ahora era madre y amaba.

A mediados del año 1869 se encuentra nuevamente embarazada. Otra vez se siente plena y llena de alegría. Pero…a la vuelta de la esquina, la vida le había puesto un camino de espinas.

Sin que nadie lo imaginara, había aparecido nuevamente la maldita fiebre amarilla. Su pequeño Félix Francisco, apenas cumplidos los tres años, fue una de las primeras víctimas, falleciendo el 3 de octubre de 1869. Es de imaginar el dolor de ambos ante semejante golpe.

 Pero el calvario de Felicitas apenas había comenzado.

 El 1 de marzo de 1870, también víctima de la fiebre amarilla, fallece su esposo. Y se encuentra sola, con un hijo a llegar.

Y, para completar la tragedia, el 2 de marzo de 1870, su nuevo hijo Martín de Álzaga Guerrero, fallece al nacer, también a causa de la peste amarilla. ¿Sería un brote presto a propagarse?

Que su esposo, don Martín Gregorio de Álzaga de Pérez Llorente la designara en su testamento como única heredera de todos sus bienes, menos $1.000.000.- destinados a sus cuatro hijos extramatrimoniales, no era consuelo alguno. Felicitas, joven, hermosa e inmensamente rica, estaba sola en la vida.

Era voz general que la peste llegaba por barco desde Brasil, donde la enfermedad se había constituido en forma endémica. Es más, se había comentado que, en 1870, a principios de año un brote recrudeció en Río de Janeiro. En febrero y marzo se pudo impedir el desembarco de pasajeros de dos buques provenientes del Brasil.

Pero, don Domingo Faustino Sarmiento, presidente en ejercicio, no quiso prolongar la cuarentena y vetó el proyecto de extensión de la ya establecida y ordenó se dejase desembarcar a pasajeros de dos buques procedente de Río de Janeiro y ordenó la prisión del médico del puerto que quiso impedir el desembarco.

La verdadera catástrofe se inició en 1871, y no se originó desde Brasil, sino desde Paraguay. El ejército argentino, que regresaba de la Guerra de la Triple Alianza, ingresó al país vía Corrientes y luego de su paso, aparecieron los primeros brotes de la peste en esa provincia. Y, por supuesto, al llegar ellos a Buenos Aires, se produjo una ola de contagios.

Algunos cálculos dicen que un ocho por ciento de la población de Buenos Aires murió por la epidemia, y que, entre los fallecidos y los que se alejaron hacia sus quintas, en rápida huida, la población de la ciudad porteña se redujo a menos de la tercera parte. Y bien que hicieron quienes tenían el privilegio de alejarse, ya que hubo días de hasta 500 muertos.

Se da como cierto que la gran epidemia se inicia el 27 de enero de 1871, con tres casos en los conventillos de San Telmo, en los que interviene el Dr. Juan Antonio Argerich, quien no pudo evitar sus muertes. Pone en autos al Comité de Higiene Urbana de San Telmo, a los que les aclara que, aunque los certificados de defunción mencionen como causal de muerte gastroenteritis e inflamación pulmonar, la verdadera razón de las mismas son la temida peste amarilla.

Además del Dr., Argerich, varios otros médicos advirtieron a la Comisión la existencia del brote epidémico y de la necesidad de tomar las medidas pertinentes. Hicieron caso omiso, a fin de no alarmar a la gente.

A pesar de las muertes diarias, sobretodo en el mencionado barrio, la Municipalidad proseguía con los preparativos de los festejos del carnaval, que constituía un acontecimiento de gran importancia para la ciudad. A pesar del incremento de muertes se continuó bailando y viendo los desfiles de carrozas y, recién el 2 de marzo, finalizando ya el carnaval, se resuelve la suspensión de los festejos. Febrero había cerrado con trescientos muertos registrados. El flagelo había dejado los barrios pobres del sur y tocaba ya los barrios aristocráticos. Y, con esto, se inicia el éxodo de los porteños con casas lejos de la ciudad.

“Los cuatro hospitales existentes, El Hospital General de Hombres, el Hospital General de Mujeres, el Hospital Italiano y la Casa de Niños Expósitos no dieron abasto con la cantidad de pacientes. Fueron creados, entonces, otros centros de emergencia, como el Lazareto de San Roque -actual Hospital Ramos Mejía- y se alquilaron otros privados”.

Por el éxodo y crecimiento de la demanda, en los alrededores de la ciudad, los alquileres sufrieron un gran aumento.

A mediados de marzo, el presidente Sarmiento y su vice, Adolfo Alsina, más setenta de sus colaboradores, subieron a un tren especial abandonando la ciudad, acción imitada por la Corte Suprema en pleno, cinco ministros del Poder Ejecutivo y la casi totalidad de diputados y senadores. Hechos que fueron duramente criticados, ya que, al mismo tiempo, varios médicos morían luchando contra la epidemia.

Se ha estimado en 14.000 las muertes al finalizar el flagelo.

La plaga de 1871 hizo tomar conciencia a las autoridades de la urgente necesidad de mejorar las condiciones de higiene de la ciudad, de establecer una red de distribución de agua potable y de construir cloacas y desagües.

“Tomás Liberato Perón, abuelo del quien fue tres veces presidente constitucional de la Argentina, Juan Domingo Perón, y que fue el primer docente que tuvo a su cargo la cátedra de Medicina Legal en la Facultad de Derecho y miembro titular de la Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, formó parte de los equipos médicos que combatieron la enfermedad. Dado que en ese momento parte del agua para el consumo de la población se extraía del Riachuelo, Integró un equipo dedicado a prohibir que los saladeros ubicados sobre sus riberas arrojaran sus efluentes en el curso de agua”.

Y así llegamos a finales de 1871, con la epidemia también agonizando. Y, en General Madariaga, en la estancia La Laguna de Juancho nos encontramos con Felicitas y un grupo de allegados, en un lugar de ensueño, con salida al mar. Allí, alejada del mundo, en total retiro, estaba cumpliendo su periodo de luto, en una época en que, luego de un largo tiempo se pasaba al “medio luto”.

Nadie supo nunca decir por qué, pero un día ordena preparar su carruaje y, acompañada de un matrimonio amigo, emprende el viaje hacia Castelli, a su estancia preferida, La Postrera y que su esposo Martín Gregorio comprara, hacía tiempo, a la viuda de Ambrosio Cramer (1792+1839), un militar francés que, tras participar de las guerras napoleónicas, apoyando a José Bonaparte en la invasión de España, se trasladó a las Provincias Unidas del Rio de la Plata, donde participó con los patriotas contra los realistas y en las campañas previas a la conquista del desierto contra los indios y a favor de los unitarios en las guerras civiles argentinas, y que falleciera en la batalla de Chascomús, en la revolución de los Libres del Sur (1839).

Cuando emprendieron el camino, lejos, mar adentro, el cielo se veía oscuro, y no era porque fuese tarde y anocheciera. Nadie observó el detalle, pero una tormenta se avecinaba.

La falta de viento hacía que las hojas de los árboles permanecieran estáticas, sin movimiento, como partes de una estatua, carentes de vida. El cuerpo daba la sensación de llevar sobre sí un peso insoportable y daba la impresión de cansancio y dolores generalizados. Parecía faltar el aire al respirar.

El día, opaco ya, sin pausa casi, se oscureció. Pequeñas, pero violentas, llegaron breves ráfagas de viento, que levantaban el pasto seco, desprendido de las plantas, y tierra y arena del reseco suelo, que castigaban el rostro y los ojos.

Dentro del coche, los pasajeros no sufrían estas molestias. Pero sí el cochero, que debía cerrar sus ojos. Tras la tormenta de viento y deshechos, la fuerte lluvia no fue de mucho alivio. El cochero debió seguir cerrando sus ojos, lo que determinó que, en cierto momento se saliera de las huellas, que eran el único camino en esos tiempos, y, desorientado, se dirigiera a su señora Felicitas:

-Señora, debo confesarle que el tiempo me ha sacado del camino y no veo modo de hallarlo.

- ¿Cómo puede ser? En algún lado debe hallarse el camino.

-Sí, señora. Pero, es el caso que, al cerrar mis ojos por la tormenta, ignoro en qué momento abandoné las huellas. Y no sé si las dejé por derecha o por izquierda. Es más, señora, con semejante tiempo, me es imposible saber dónde queda el norte o el sur. Ni si el este o el oeste los tengo a los costados, o delante o detrás.

-Bueno, si así son las cosas, busquemos un árbol para guarecernos y esperemos la bonanza.

-Con el perdón de la señora, nunca bajo un árbol. Estos atraen los rayos.

-Siendo así las cosas, no queda más que seguir andando, aunque sea al paso. En algún momento hallaremos una casa o un rancho y nos dirán dónde nos encontramos.

-Bien, señora, así lo haré.

Trepó al pescante y, haciendo sonar el látigo sin castigar a los caballos, emprendió su lenta marcha, rumbo a lo desconocido.

 Imposible determinar el tiempo de marcha. En realidad, ya ni sabían si era tarde o noche, sumidos en esa oscuridad. De pronto, de entre las sombras, una sombra más oscura pareció deprenderse de la oscuridad y avanzó hacia ellos. Buen trabajo tuvo el cochero para sofrenar sus caballos, ante lo imprevisto de la aparición.

- ¡Deténgase, cochero! ¿Necesitan ayuda, tal vez?

-Usted lo ha dicho, señor. He perdido el rumbo y mi señora y sus amigos tratan de hallar auxilio de alguna buena gente.

-Ya lo han hallado, si me permite usted hablar con la señora…

-Señora Felicitas, viuda de don Martín Gregorio de Álzaga, completó el cochero, conteniendo a sus caballos y avisando a la señora que habían dado con el ansiado auxilio.

Al asomarse Felicitas, a pesar de la lluvia, lo primero que inquirió, luego de los saludos, fue:

-Señor ¿puede usted decirme dónde me hallo?

-Me llamo Samuel Sáenz Valiente Higuimbothon, para servirle. Y está usted en mi estancia, de General Madariaga, que desde ahora es también la suya, señora Felicitas. Y la invito a seguirme, para llegar al seguro refugio de la casa.

La voz del inesperado auxilio, a pesar de lo fuerte que hablaba para sobreponerse a la furia de la tormenta, resultaba cálida y amigable. Cuando giró su montura, a indicación de Felicitas, el cochero siguió dócilmente al solitario caballero.

Llegados al casco de la estancia, la señora y el matrimonio de amigos se refugiaron en la casa, agasajados por el dueño, mientras el cochero se ocupaba del carruaje y los caballos y luego era atendido por el personal de la estancia.

Ya instalados se realizaron las presentaciones en toda regla y se inició una velada que, para Felicitas sería inolvidable y cambiaría el curso de su vida. Tanto la llenó de halagos el desconocido caballero, que la joven viuda se sintió como en las nubes, desprendida del suelo y la realidad. “Estoy enamorada”, se confesó la dama, pasando de un sonrojo al otro, casi sin transición.

Pronto trascendió la novedad en la sociedad porteña, que hizo se convirtiera en la comidilla obligada en todo encuentro o reunión. La señora no respetaba el periodo obligatorio de luto que la sociedad imponía. Pero, claro, las críticas, como no podían ser de otra manera, se hacían a espaldas, pero de frente a la interesada se procedía en la forma amable de siempre.

El romance siguió su curso acelerado. Y a Felicitas le faltó tiempo para encargar a Francia un vestido para lucirlo frente al nuevo festejante, acelerando también las habladurías.

Quien menos lo podía creer, y achacaba todo a mero chismerío, era su antiguo enamorado, don Enrique Ocampo Regueira. Varias veces intentó tener un encuentro a solas con Felicitas. Sin resultado favorable, sólo pudo tener encuentros en reuniones, pero no en privado. Ella mantenía una amigable distancia en la relación.

Cada rechazo de Felicitas aumentaba su furia y su despecho. Incluso se acercaba, sin saberlo, al límite en que el amor se transforma en odio. Su única meta era lograr el amor de Felicitas de cualquier manera.

Los días de Felicitas eran demasiado breves para todo lo que deseaba realizar. Aparte de encargar el vestido a Francia, para impresionar a su festejante, si eso era posible, tenía las compras locales para su vestuario, y…fijar fecha para su compromiso.

Pero, lo que más tiempo le llevaba era preparar la gran fiesta de inauguración de un puente de hierro sobre el Salado, para el ferrocarril del Sud, cerca de su estancia preferida, La Postrera. Era un gran acontecimiento, pues permitiría transitar libremente, aún en temporada de lluvias, en las crecidas del río. Y era tan importante el suceso que acudiría el mismo gobernador de la provincia, Emilio Castro. Y, para más, era en su propio campo.

Los novios acordaron celebrar su compromiso el 29 de enero de 1872 y se notificó a los invitados que la fiesta sería en la quinta de Guerrero, en la calle Larga, actual Avda. Montes de Oca, altura Plaza Colombia, y, que, en ese tiempo, era de tierra, como todas las calles de Buenos Aires.  

Era el día del anuncio del casamiento. Los invitados llegarían seguramente antes de la hora indicada, pero se hacía imprescindible ir de compras. Y en el centro se demoró más de lo pensado. Y al regresar, como esperaba, ya estaban muchos de los invitados. Mientras intercambiaban saludos y comentarios, le acercaron una esquela. Le comunicaban que antiguo y primer amor la esperaba con la intención de hablar con ella en privado. Le preocupó la última frase: “presenta fuerte olor alcohólico”.  Pensó en no recibirlo.

El brusco cambio en el semblante de Felicitas llamó la atención de los presentes. Algo se tranquilizaron con su explicación. No así una de sus amigas, un hermano y un primo, que se ofrecieron para acompañarla, cuando ella finalmente accedió a concederle la entrevista. Se negó enérgicamente a que alguno de ellos lo hiciera y les avisó que, luego de la entrevista, se llegaría a sus habitaciones para cambiarse y regresar a la fiesta. Se despidió por un instante de los invitados y de su prometido.

Mientras todos permanecían en el salón, Felicitas marchó al recibidor, para conversar con Enrique. Y su hermano y el primo se ubicaron cerca de una ventana, alertas, por si era necesario intervenir en su ayuda.

Desde su lugar escucharon los saludos, como susurrados, y una discusión que iba subiendo de tono, De mucho desagrado en ella y de mucho enojo de parte del galán, a medida que aumentaba su despecho por los no, que reiteraba la dama. De pronto, se escuchó la voz seca de don Enrique:

- ¿Te casarás con Samuel o conmigo?

-Con Samuel, fue la voz firme de Felicitas.

-Será conmigo o con nadie…

Se escucharon pasos apresurados, como de una carrera. Un estampido retumbó por toda la casa, provocando un silencio total. Y, luego de un instante, un segundo disparo.

Cuando el hermano y el primo ingresaron a la sala, Felicitas yacía en el piso, con un balazo en la espalda, a la altura del omóplato, y que aun respiraba, Más allá, don Enrique, tendido sobre la alfombra, ya muerto, y con un revolver en su proximidad.

Según el médico que atendió a Felicitas, la bala había interesado el pulmón y la columna, provocando severo daño en la médula espinal.

 Y en la madrugada del día 30 de enero de 1872, sin haber podido formalizar su compromiso, moría Felicitas Guerrero.

Su velatorio se realizó en la casa familiar, en México 524, en el barrio de San Telmo y fue sepultada en el Cementerio de La Recoleta.

Y relatan las crónicas de la época que, cuando entraba el cortejo fúnebre de Felicitas, en la puerta de entrada se cruzaron con el de su asesino.

VERSIONES

   En la audiencia, las declaraciones del hermano y del primo diferían en el relato de lo ocurrido.

Ambos sí, declaraban que Ocampo se suicidó.

Pero se comenta que el cuerpo del asesino presentaba más de un impacto de bala, cosa difícil de admitir en un suicidio.  

Se murmura que uno, o ambos hombres, lo mataron.

Sin embargo, el Juez declaró muerte por suicidio y archivó el caso, dándolo por cerrado.

Tras su entierro, los padres, envueltos en el dolor que es de suponer, decidieron que la fortuna de Felicitas se utilizara en la construcción de un templo católico en su memoria, a erigirse en el lugar de su muerte. Tanto que la sala en que murió es la Sacristía de la Capilla edificada en cumplimiento de su decisión. La Capilla está ubicada en la actual Isabel La Católica 520, sobre la mencionada Plaza Colombia. La obra es del Arquitecto Ernesto Bunge.

Fue abierto al cumplirse 4 años de su muerte, el 30 de enero de 1876, bajo la advocación de Santa Felicitas, una mártir del siglo II. Y una curiosidad, es el único templo sin puerta a la calle.

LEYENDA Y MITO…O MITO Y LEYENDA

Las tragedias de la alta sociedad siempre generan leyendas, como si fuesen lo más trágico de la vida. Cosa que no sucede con las tragedias de las mujeres pobres, tanto o más maltratadas en sus miserables vidas, muchas veces por la misma alta sociedad que se atribuye depositaria del dolor y la desgracia.

Dice la leyenda que Felicitas vaga, apenas cubierta por los restos de una túnica o vestido blanco, que vestía el día que anunciaría su compromiso, y que se desliza por el interior de la Capilla.

Agregan algunos que se escucha su llanto y rechinar de cadenas, por no poder descansar en paz y, que estas cosas, sólo se repiten cada 30 de enero, año tras año, a partir de 1930…

Y otros agregan que nadie quiere casarse allí, Y, para más, que alguna pareja de enamorados se suicidaron arrojándose desde su torre. Cosa, por otro lado, no confirmada.

Otros, que muchas parejas de enamorados cuelgan, en las rejas de la Capilla, sus cintas y que, al día siguiente pasan a recogerlas, para ver si Felicitas las mojó con sus lágrimas.

LA REALIDAD

 Al no ser Iglesia Parroquial, sino Capilla privada, no cuenta con libros de registro de Bautismos y Casamientos, por lo cual no tiene la autorización eclesiástica para administrar Sacramentos.

Los muertos siempre descansan en paz, independientemente de las tragedias que hayan dado fin a sus vidas. De no ser así, estaríamos rodeados y aplastados de fantasmas.

ALGUNOS DATOS MÁS

En los jardines cercanos a la Capilla hay una reproducción de la Gruta de Lourdes, obra del Arq. Kreutzer.

En 1873 Samuel Sáenz Valiente, nacido el 10 de diciembre de 1846, era nieto de Samuel Anselmo Sáenz Valiente, casado con Juana Pueyrredón, hermana del Director Juan Martín de Pueyrredón, contrae matrimonio con una de las hijas del Gral. Justo José de Urquiza, y se suicida el 10 de diciembre de 1930, descansando sus restos en el Cementerio de Olivos.

Anexo a la Capilla hay un Colegio, un Hogar de San Vicente de Paul y hubo un comedor obrero. Todo está unido por túneles y corredores.

La Capilla es el único templo que no pertenece a la Iglesia Católica sino al Gobierno de la Ciudad y es Monumento Histórico y tiene visitas guiadas.

Aparte de carecer de nave central, no tiene libros de registros, condición necesaria para oficiar casamientos. El lugar de la nave central lo ocupan los bancos para oración.

Las versiones dicen que es el único templo que tiene imágenes humanas. Cabe hacer una aclaración: todos los templos tienen imágenes humanas, ya que los santos, antes de serlo, fueron seres humanos. Lo que corresponde es decir que es la única Capilla que guarda imágenes de santos no reconocidos, pues hay una estatua de Felicitas con su hijo Félix al lado.

 Y una curiosidad, La Postrera, cerca del Río Salado, y que fue su preferida, era donde don Martín Gregorio mantuvo a su concubina y sus cuatro hijos, dos varones y dos mujeres, por más de 20 años, así llamada porque, en esa época, estaba en los confines de la civilización y era el último mojón frente a las tierras dominada por el indígena.

MANUEL CARLOS  MUSSÍN - ABRIL 2021

Derechos Reservados - Los párrafos encomillados son citas literales.

 

FUENTES

·      Sitios varios Wikipedia

·      Diarios Infobae y La Nación

·      El Arcón de Buenos Aires

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Romina romero :
Hola estoy buscando el paradero d Pedro Celestino romero DNI.7.624.745 persona mayor unos 70 años quien pueda brindar información muchas gracias dejo número 15544181 muchas gracias
Javier González:
Qué buen portal de noticias; por aquí me entero de todo lo que pasa en mi querida provincia del Chaco. Felicitaciones a este medio chaqueño por el trabajo que realizan. Saludos desde Chubut!!!!
Oscar.:
Felicito a Villa Ocampo por el buen trato hacia los jóvenes de la comunidad El Buen Samaritano ߑͰߑϰߑϰߑ
Ruben Lafuente:
Quisiera saber como me comunico con uds para recabar datos de la Forestal, soy nieto de Teofilo Lafuente delegado de la empresa, mi correo es [email protected], desde ya sumamente agradecido
ingenio las toscas:
Maria Isabel arroyo se llama la jueza q esta trabando el pago del ingenio las toscas,nosotros firmamos todo dijeron en 15 dias y ya paso dos meses y no hay respuestas,hacemos la gauchada raul de preguntarle por no nos paga,desde ya gracias raul
Segovia Carolina:
Estoy recibiendo yo junto a mis hijos violencia consecutivamente no se como salir de esto mi hijo está pidiendo ayuda a otros ,mi hijo sale a vender para comer si el padrastro se enoja nos pega
Villa Ocampo.:
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zorro :
siempre sera zorro aunque lo vistan de yaguá.
Eduardo Benitez:
Quiero saludar a todos los Ocampense!!! D parte uno d ellos,naci y m crie en mi querido Villa Ocampo. X cuestion d trabajo tuve q migrar a otros destino. Les deceos a todos un muy feliz 2018!! Les dejo mi saludos a mis padres y hermanos,viven en mi Villa Ocampo. !!
antonio:
Feliz 2018 villa ocampo querido hace 37 años que estoy en buenos aires extraño mucho mi ciudad un saludo muy grande que tengan un buen año a todos los ocampenses que se le cumplan todos sus deseos humildemente. Quevedo
decker:
Coquí snaider deja el ingenio las toscas del fabro se queda con el ingenio
Rolando ferreyra:
Buenas noche le preguntó ya se cerró la inscripción tengo que esperar hasta el año que viene
Eduardo Benitez:
Ahora me pregunto,lo decomizan ls 16 surubies a esta persona y que hacen los pumas ??? Se lo comen ellos. Si esta persona lo hizo es para sobrevivir,a la falta de trabajo.
Esteban:
Cristian marega, tirame unos pesos pariente, estamos secos crocantes todos!!!!
Paula Ortalli:
Quiero agradecer inmensamente a Raul, y a todos los lectores por permitirme llegar a uds. En unos meses lanzo uno de mis libros a la venta, espero con cada uno de mis escritos llegar a uds con una perspectiva diferente de ver las cosas, y que en cada linea puedan hallar claridad donde no la vean. Abrazo enorme a todos.
sergio:
Y COMO MIERDA QUIEREN QUE FUNCIONE EL INGENIO ARNIO; LA PAPELERA Y LA ALCOHOLERA SI NO HAY MATERIA PRIMA Y ESA MATERIA PRIMA SALE DEL CAMPO, DE LOS AGRICULTORES, NO DA LA RENTABILIDAD DE LOS PRECIOS QUE PAGAN LA COSECHA DE CAÑA Y YA NADIE MAS SIEMBRA CAÑA Q DE ESA CAÑA FUNCIONABA LA ALCOHOLERA Y LA PAPELERA Y SI EL CAMPO NO BA PQ NO HAY AYUDA QUE TIENEN QUE RECLAMARLE AL INTENDENTE MANGAS DE INORANTES, VAYAN A LABURA Q ESO ES LO QUE SOBRA, SI NO HAY GANAS DE LABURA ENTONCES NO RECLAMEN COSAS INDEBIDAS Y A QUIEN NO TIENEN QUE PEDIRLE COMO AL INTENDENTE, YO CREO Y LO AFIRMO QUE VILLA OCAMPO COMENZO A FUNCIONAR CORRECTAMENTE CON LA INTENDENCIA DE ENRIQUE PADUAN.
Damian:
Para hablar de Corrientes hay que ser correntino. El político con mayor imagen positiva y lejos es Ricardo Colombi, casi 80% de imagen positiva. Su respuesta tendría que estar en el contexto tal cual fue. Todos pero todos estan buscando candidatos débiles como el caso de Ingrid para sacar votos a la alianza ECO para que de esa manera pueda llegar el ultra kirchnerista CAMAU el mismo que con Cristina hace ya casi 4 años prometió una autovia en la zona desde Riachuelo hasta entrada a Santa Ana. Alguien vio la autovia? NADIEEEE, muchachos no publiquen cualquier cosa sin saber.
Eduardo benitez :
Quisiera saber xq el gobernador!!! No interviene para que funcione el Querido Ingenio Arno!!! La Querida Papelera y la Alcoholera!!! Del cuall los habitantes necesitan de esa fuente de trabajo!!!! Sres. Se vota este año!!! Los inoperantes de politicoss que van hacer promesa como este presidente!! Prometio trabajo y es lo menos que hace , solo piensa en aplicar aumentos y sacarle la plata a los abuelos!!.Saludos a la Flia. Frsncisco Benitez y Maria E.Ordenes!!!!
Jprge:
Pregunto depaso que paso con la locomotora se está deteriorando en el lugar y más aun en manos de los vandalos
ADRIAN IULI:
MENOS MAL QUE MEFUI DE OCAMPO,,,TENGO A HELENA LA AMO
VICTOR:
COMO EXTRAÑO MI PUEBLO,,,ESTOY EN BS AS HACE 30 AÑOS,,,ESTE MEDIO ME ENCANTA..ME MANTIENE INFORMADO
juan:
a la virginia marega jaja linda hija te mandaste david
Luis Feresin:
Feliz Cumpleaños Villa Ocampo.
Esteban!!:
Saludos a la MAREGADAAA!!
VillaOcampoSF:
Hay una tendencia en todo el mundo de mostrar las cosas como son: de nada sirve esconder (como acostumbramos casi todos) la mugre debajo de la alfombra. El siniestro ocurrió y lo que verdaderamente debemos preguntarnos es: ¿Qúe hace un menor de edad con una moto de alta cilindrada? ¿Quién controla a la decena de jovenes -la mayoría menores de edad- que hacen habitualmente picadas en la Ruta 100-S (Ruta 11 - Villa Guillermina? ¿Asumimos como padres que NO se le debe comprar una moto a un menor? ¿Por qué andan a toda hora y por donde se les canta? Una foto no cambia nada; justamente la crudeza de la imagen muestra los resultados de dejar a menores que hagan lo que se les cante. Es duro, sí...pero esto ocurrió, no lo inventó el,periodismo....
Gabriela :
Que vayan presos y devuelvan todooo lo que robaron!!!!!!!!!
Lector:
Indignante lo que hicieron con la bandera de la ciudad, para eso que no organicen mas concursos.
Pedro:
Qué necesidad tiene Héctor de decir que fue cantante de no sé quién! ja ja! cualquiera...
Nanci:
Felicitaciones Raúl! Excelente tu página!
HECTOR:
Fui cantante de Los Rojos de Jorge Acosta y de los satelites del ritmo desde el Chubut por vuestro diario me informo de la región. Adelante,éxitos.-
VICTOR:
NACI EN OCAMPO Y HACE 35 AÑOS QUE VIVO EN BS AS,,,ESTE DIARIO ME MANTIENE INFORMADO CON LO QUE PASA ALLA, YA QUE ME QUEDO TIOS Y TIAS VIVIENDO EN OCAMPO,,FELICITACIONES
ana maria:
Muy buena la pagina excelente trabajo
Marina:
Muy linda la nueva web.. Felicitaciones..
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