En un mensaje de más de una hora, el gobernador Maximiliano Pullaro habló de seguridad, pero no de policías. Presentó como un logro la baja de homicidios, la presencia masiva de patrulleros y la construcción de cárceles, pero no mencionó una sola vez a los hombres y mujeres que sostienen el sistema con su cuerpo, su salud y muchas veces su vida.
El gobernador celebró la tasa de homicidios más baja desde 2000, la destrucción de 57 bunkers, y la reducción de tiempos de respuesta del 911. Pero no reconoció el colapso administrativo que viven las unidades regionales, ni el hartazgo de los policías trasladados sin viáticos ni apoyo.
La anunciada «Unidad 19 El Infierno» refuerza el enfoque punitivo sin prevención social ni contención institucional. Un sistema cada vez más represivo, pero no más justo.
Un Estado eficiente para unos, ausente para otros
Pullaro hizo gala de un supuesto “método” de gestión: hablar poco, hacer mucho. Sin embargo, ese método parece tener una orientación elitista: reduce personal estatal, premia al agro, protege al capital y recorta sin miramientos al sector público.
REFORMA CONSTITUCIONAL:¿MODERNIZACIÓN O CONSOLIDACIÓN DEL PODER?
El gobernador defendió el proceso de reforma como una “oportunidad histórica”. Pero no propuso mecanismos de participación directa ni debate público real, y evita mencionar qué derechos se amplían y cuáles pueden quedar comprometidos.
Además, mantiene intactos los privilegios del poder político mientras cuestiona a las corporaciones sindicales o religiosas, lo que despierta sospechas de un rediseño institucional a medida. LA NARRATIVA DEL MÉRITO SIN EMPATÍA
Pullaro cerró con una épica de gestión: ahorro histórico, inversión récord, obras en cada rincón, y hasta una Estrategia Provincial de Inteligencia Artificial. Todo suena bien, pero lo que no se nombra no existe, y el trabajador policial, una vez más, fue omitido como sujeto de derechos.
«Hablar de seguridad sin hablar del policía es como hablar de salud sin médicos.» ¿Para quién gobierna este modelo?
No hay dudas de que Santa Fe necesita orden, planificación y obras. Pero también necesita reconocimiento, reparación y humanidad. Y eso empieza por nombrar a quienes sostienen el sistema, escuchar sus reclamos y proteger sus vidas.
En este 1º de mayo, Día del Trabajador, el gobernador eligió hablar del Estado como empresa, pero no de quienes le dan vida. Y eso, en política, no es una omisión: es una decisión.
¡QUIÉN QUIERA OIR QUE OIGA!