Por Daniela Blanco*
Es bueno aprovechar el impulso de un año nuevo para ponderar e incluso reconfigurar la idea de lo que significa una nueva medicina. Que no implica dejar de lado la medicina tradicional, sino dotarla de las perspectivas en salud de los hombres y mujeres del siglo XXI. Atravesados -y atribulados- por un tiempo que nos propone vivir más, -sociedades más añosas y longevas- pero en donde falta perfeccionar, vivir más y mejor.
En esta línea de pensamiento, el médico gastroenterólogo argentino Facundo Pereyra -oriundo de la ciudad de Cipolletti, provincia de Río Negro- tiene mucho para decir; y no teme afirmar que una parte de su práctica clínica corresponde a la medicina alternativa. Todo se basa en una sólida carrera con especializaciones en los mejores hospitales del país y en el exterior; y también en lo que aprendió de su propio padre, Juan Carlos Pereyra, cirujano y gastroenterólogo y el primer endoscopista que tuvo la Patagonia, y quien fue fundamental en su formación.
A través de su enfoque médico, que incorpora la medicina tradicional con la medicina funcional, el doctor Pereyra aborda los desequilibrios de la microbiota intestinal que generan una amplia variedad de síntomas y enfermedades, relacionadas algunas con el sistema digestivo y otras no. Y aquí es donde se encuentra la originalidad de sus teorías y prácticas, que vienen generando buenos resultados en gran cantidad de pacientes.
"Nunca nadie había tratado a un paciente con enfermedades asociadas a la microbiota. Por ejemplo, nunca nadie tomó a alguien con migraña, con ansiedad, con depresión, con psoriasis, y le hizo un tratamiento dirigido a mejorar la microbiota. Eso es lo que hacemos nosotros en nuestro programa" , remarcó el especialista en medicina interna, gastroenterología y endoscopía digestiva.
Pereyra vivenció la medicina en su propia casa y luego realizó los estudios formales en la Universidad del Salvador, donde obtuvo su título de médico. Posteriormente, realizó su residencia en el gran Hospital de Clínicas General San Martín, dependiente de la Universidad de Buenos Aires, y se especializó en Gastroenterología en el Hospital Bonorino Udaondo, centro de referencia en gastroenterología. "La mayoría de nosotros no sabe que los problemas digestivos causan estragos en todo el cuerpo: afecciones en la piel, cefaleas y migrañas, sobrepeso, enfermedades autoinmunes y la lista sigue..."
Abrir la cabeza
El doctor Pereyra asegura que fue su padre quien le "abrió la cabeza". "Mi padre —contó a Infobae— veía que muchos pacientes de gastroenterología se curaban cuando iban a los médicos naturistas", tras descubrir que "lo único que hacían era cambiarles la alimentación", lo puso en práctica y vio que lograba "curar algunas enfermedades".
"Cuando yo llego a mi tierra patagónica natal Cipolletti, desde Buenos Aires, de una formación muy extensa en clínica gastroenterológica, estuve más de cuatro años en el Hospital de Clínicas y seis en el Hospital Udaondo, venía de una formación muy ortodoxa y todo lo que me explicaba mi padre, que le ocurría en el consultorio, no lo creía porque no estaba en ningún paper. Los médicos somos muy cientificistas, lo que no está demostrado no sirve. Pero con el tiempo empecé a ver que sí servía. Algunos pacientes me decían, ‘che, tu papá me curó de la artritis o de la depresión o de la migraña’ y el tratamiento que él hacía era básicamente cambiarles la alimentación".
"Ahí descubrí una teoría que todavía hoy se la considera una medicina alternativa, pero creo que va a ser la medicina del futuro, que se llama Medicina Funcional. Y que hoy ya tiene un departamento y el epicentro está en la Cleveland Clinic, de Estados Unidos. Ocurrirá en un futuro bastante cercano y ya está teniendo resultados muy buenos, pero todavía la medicina no la acepta del todo", manifestó. "Ya tenemos cinco papers. Son cinco abstracts que mandé a Estados Unidos. Y estamos con un trabajo muy grande que todavía no se ha publicado", reveló Pereyra a Infobae.
Idea vertebral
El especialista explicó que la idea vertebral de la Medicina Funcional es milenaria, "ya lo dijo Hipócrates hace 2300 años, el intestino puede ser fuente de enfermedades". Esta corriente médica habla —tal como él mismo lo está haciendo ahora— de que el "intestino puede ser permeable y describe al intestino permeable como fuente de enfermedades y síntomas que asociamos a la microbiota, y es lo que vengo observando desde hace muchos años en mis pacientes", subrayó.
"Nosotros decimos que es una medicina alternativa —agregó— porque el intestino permeable no está aún aceptado científicamente. Pero yo estoy convencido de que sí existe; porque muchos pacientes que tienen síntomas digestivos también tienen otros síntomas".
"El intestino funciona como un filtro o barrera para controlar lo que se absorbe en la sangre, y un intestino permeable puede generar una cascada de problemas de salud. Así, el desequilibrio de la microbiota puede contribuir a enfermedades que no tienen que ver sólo con el aspecto gastrointestinal", sino que "la microbiota funciona como un órgano endocrino, es un órgano que tiene un papel casi tan importante como el riñón o el hígado", precisó el médico.
"Cuando la microbiota empieza a empobrecerse -baja el número de especies, de bichitos, hay menos bacterias, menos hongos, menos virus, menos arqueas- y este órgano empieza a fallar; nosotros empezamos a enfermar en forma silenciosa", aseguró.
Infobae: ¿Qué es la microbiota intestinal?
Facundo Pereyra: La microbiota intestinal convive en el intestino y genera sustancias que nos hacen bien al organismo en general. Cuanto más variada es, mejor, hay más cantidad de sustancias que ayudan a nuestra salud. Hablo de sustancias antiinflamatorias, sustancias antidepresivas, ácidos grasos que controlan la enfermedad intestinal, vitaminas y metabolitos que cada vez más la ciencia va descubriendo cómo nos benefician.
—¿Qué ocurre cuando la microbiota empieza a fallar?
—Cuando la microbiota empieza a empobrecerse, baja el número de especies, hay menos bacterias, hongos, virus, arqueas, quiere decir que este órgano empieza a fallar; y empezamos a enfermar en forma silenciosa. Algo muy importante, es que "esta baja de microbiota" afecta al sistema inmunológico, porque cuando la microbiota se empobrece, hay menos bichitos, y parte de las sustancias que produce, se llaman ácidos grasos de cadena corta, en especial uno, llamado butirato, que protege la permeabilidad intestinal, se empieza a empobrecer y nuestro intestino empieza a volverse más permeable.
El intestino funciona como un filtro que deja pasar lo bueno, lo que nos nutre; y a la vez, no permite que pase lo malo, como toxinas, alimentos mal digeridos, microorganismos. Entonces ese filtro, cuando la microbiota se empobrece al haber menos ácidos grasos de cadena corta, menos butirato, empieza a haber un goteo, un filtrado, un intestino permeable.
Problemas por el mal funcionamiento
En este punto, el doctor Pereyra describió los problemas derivados del mal funcionamiento de la microbiota intestinal. Problemas digestivos, que son los más habituales, "como, por ejemplo, distensión abdominal, diarrea, constipación. Estos son los más comunes con los que todo el mundo lo asocia", dijo.
Y agregó: "Los problemas derivados de un sistema inmunológico cansado o hiperactivo. Y los problemas que afectan al cerebro con diversos síntomas vinculados a la salud mental".
—¿Y qué ocurre cuando el intestino comienza a filtrar toxinas?
—Hace que afecte al sistema inmunológico que vive en gran parte en el intestino. El 70% de las células de la inmunidad -de los leucocitos- viven en el intestino, justamente para estar cuidándonos de que no entren cosas malas y nos enfermen.
Cuando el intestino se vuelve demasiado permeable el sistema inmunológico se sobrecarga y se debilita, y se genera una liberación de citoquinas que termina en lo que se llama una inflamación crónica de bajo grado. O sea, por un lado, el sistema inmunológico se deprime, porque está trabajando demasiado, el exceso de trabajo hace que se canse y haya muchas citoquinas inflamatorias, entramos en estado de inflamación crónica que genera muchos síntomas y activa muchas enfermedades.
En este punto, el doctor Pereyra describió una serie de infecciones y síntomas que aparecen por un sistema inmunitario cansado o, —"la otra cara de la moneda"— es el sistema inmunitario hiperactivo. "Cuando las citoquinas van a la sangre generan síntomas inespecíficos que la medicina recién ahora los está empezando a conocer y que hace años que yo vengo estudiando", reveló.