Si dices el Polo Norte, lo
más probable es que coincidan muchas personas contigo. Sin embargo, pudieras
estar equivocado.
La incómoda verdad es que a
pesar de que todos nos imaginamos el mundo de esa manera, no hay razones para
pensar que el techo del mundo es el norte.
La forma como quedó
determinado de esa forma es una excitante mezcla de historia, astrofísica y
psicología.
Y además, nos lleva a una
conclusión importante: el concepto utilizado para diseñar los mapas tiene que
ver con la manera como nos sentimos al respecto.
¿Qué revelan los mapas sobre
la época en que fueron dibujados?
NAVEGADOR CEREBRAL
Entender dónde estás ubicado
en el mundo es una habilidad básica de supervivencia, lo cual explica por qué
los humanos, como la mayoría de las especies, tienen áreas especializadas del
cerebro con numerosas conexiones para crear un mapa cognoscitivo de lo que nos
rodea.
El norte fue rara vez
colocado en el tope, por el simple hecho que de ahí es donde viene la
oscuridad. El oeste tampoco fue una elección, porque por ahí desaparecía el
sol"
JERRY BROTTON EXPERTO
Sin embargo, lo que hace
únicos a los humanos, con la excepción de las abejas, es que nosotros tratamos
de transmitir estos conocimientos del mundo a otros miembros de nuestra
especie.
Esto es así desde hace mucho
tiempo también en lo que se refiere a cartografía. La primera versión de un mapa
fue descubierta en la pared de una cueva hace 14.000 años.
MIRANDO HACIA EL EMPERADOR
Dada esa larga trayectoria,
es sorprendente pensar que fue solo hace pocos siglos que el norte comenzó a
ser considerado como el tope del planeta.
De acuerdo con Jerry Brotton,
un historiador de la Universidad Queen Mary en Londres especializado en mapas,
"el norte fue rara vez colocado en el tope, por el simple hecho que de ahí
es donde viene la oscuridad".
El mapa Kagnido, un mapa
chino de influencia coreana de 1402
"El oeste tampoco fue
una elección, porque por ahí desaparecía el sol".
Brotton dice que aun cuando
ya tenían brújulas en esa época, no existe una razón sólida para que el norte
esté en la parte de arriba de los mapas.
Las primeras brújulas hechas
en China estaban diseñadas para apuntar hacia el sur, que entonces era
considerado más deseable que el oscuro norte.
Pero en los mapas chinos el
Emperador, quien vivía en el norte del país, siempre fue colocado en el tope de
los mapas, con todos los demás súbditos mirando en dirección hacia él.
"En la cultura china el
emperador mira hacia el sur, porque de ahí es donde viene el viento, por eso es
una buena dirección. El norte no es muy bueno, pero te encuentras en una
posición de subordinación hacia el emperador, así que tienes que mirarlo",
explica Brotton.
MAPAS RELIGIOSOS
Dado que cada cultura tiene
una idea muy clara de hacia dónde y hacia quién se debe mirar, no debería
sorprendernos que haya poca consistencia en el diseño de los mapas.
Este mapa, el Tabula Rogeriana de Muhammad al Idrissi, dibujado en 1154, solo podemos entenderlo si lo volteamos, como se ve en la foto.
Por ejemplo, en el antiguo
Egipto el tope era colocado en el este, porque de ahí salía el sol.
Y las primeras versiones de
los mapas islámicos le daban preponderancia al sur, porque la mayoría de las
culturas musulmanas se encontraban al norte de la Meca, por lo que se
imaginaban mirando hacia el sur.
Los mapas hechos por
cristianos en la misma era (llamados mapamundis) situaron el este en el tope,
apuntando hacia el Jardín del Edén, con Jerusalén en el centro.
Entonces, ¿cómo todos se
pusieron de acuerdo y decidieron poner el norte como techo del mundo?
EL NORTE DE LOS EXPLORADORES
La razón por la cual el
norte comenzó a ser la referencia tiene que ver con exploradores como Cristóbal
Colón y Fernando de Magallanes, quienes navegaban tomando como guía la Estrella
del Norte.
No obstante, Brotton
advierte que estos primeros exploradores no se imaginaban el mundo de esa
manera. "Cuando Colón describe el mundo, tenía como referencia el este en
el tope". Hay que recordar que en aquella época "nadie sabía qué
estaba haciendo ni hacia dónde iban", insiste.
El mapa del mundo de
Gerardus Mercator -de 1569- fue casi
seguramente el momento cumbre cuando comenzaron a dibujarse los mapas con el
norte arriba.
Mercator fue el primero en
utilizar la palabra "atlas" y su mapa fue ampliamente reconocido como
el primero en tomar en cuenta la curvatura de la Tierra, de manera que los
marinos pudieran cruzar largas distancias sin equivocarse al definir el curso.
Pero incluso en ese caso el
norte no tuvo mucho que ver con esa decisión.
"Mercator proyectó los
polos hacia el infinito. Según su descripción, ese detalle no importaba porque
en esa época no estaban interesados en navegar hacia ellos. El norte quedó
arriba, pero a nadie quería ir hacia allá".
Con todo y eso, pudo haber
puesto el sur arriba.
Este es el mapa que puso el norte arriba por primera vez.
A lo mejor la decisión fue
más simple porque los europeos eran quienes estaban haciendo la mayor parte de
las exploraciones del mundo.
Cualquiera haya sido la
razón, la idea de colocar el norte en la parte de arriba tuvo buena acogida.
Una mirada desde el espacio
La tendencia de tener al
norte arriba se ha profundizado con el transcurrir del tiempo.
Para muestra está la famosa
foto tomada por un astronauta de la NASA en 1973, donde se observa la Tierra
con el sur arriba, debido a que fue tomada mientras se realiza una vuelta
alrededor del planeta.
La NASA volteó esta fotografía de la Tierra para no confundir a la gente.
Sin embargo, cuando
comienzas a mirar a la Tierra desde el espacio te das cuenta que la idea de
colocar un punto específico como tope carece de todo sentido.
Es cierto que, tal como
aprendimos en la escuela, la Tierra se alinea en el mismo plano con los otros
planetas del sistema solar, porque todos conforman la misma nube de polvo que
gira al mismo tiempo.
También es verdad que esa
fotografía ha podido mostrar el Sol arriba o abajo, dependiendo del lugar en el
espacio desde el cual se tomó la imagen.
Comparado con la Vía Láctea,
nuestro sistema solar esta desbalanceado unos 63 grados.
No obstante, mientras los
astrónomos han descubierto que las estrellas y los planetas se alinean con sus
vecinos de una forma similar a lo largo del espacio, Daniel Mortlock,
astrofísico del Colegio Imperial de Londres, señala que esto es verdad en una
escala muy pequeña comparada con la vastedad del universo.
Hasta donde los astrónomos
sabemos, realmente no existe un arriba o abajo en el espacio"
DANIEL MORTLOCK, ASTROFÍSICO
"Hasta donde los
astrónomos sabemos, realmente no existe un 'arriba' o 'abajo' en el
espacio", advierte.
Así que la respuesta a la
pregunta sobre cuál es la parte de arriba de la Tierra es muy sencilla: en
ningún lado en particular, y solo la superioridad cultural en la historia ha
establecido que el norte es el techo del planeta.
En consecuencia, ¿es hora de
comenzar a tomar en consideración otros puntos de referencia?
EL NORTE ES "BUENO"
Para los psicólogos hay
evidencia de que la cultura del norte como techo del mundopuede estar
contaminando la forma como percibimos qué es valioso en el planeta.
Una clara referencia en
psicología indica que muchas personas piensan que el norte se asocia con
sentirse bien o dinámico, y el sur sugiere sentirse decaído.
¿Es posible que nuestra
percepción de lo queda arriba y lo que queda abajo introduzca un sesgo negativo
hacia el sur?
Brian Meier, psicólogo del
Colegio Gettysberg, en Estados Unidos, descubrió que las personas
inconscientemente procesan palabras positivas como si estuviesen más arriba en
el espacio que las negativas.
De modo que él se preguntó
si había una conexión entre el norte=bueno y bueno=arriba, y cómo esas
asociaciones afectaban los valores que las personas asignaban a diferentes
áreas en una mapa.
Para validar esto mostró a
unos sujetos un mapa de una hipotética ciudad, y les preguntó dónde les
gustaría vivir.
Las personas estuvieron
claramente inclinadas a elegir la zona norte de la ciudad.
Y cuando a otro grupo se le
preguntó dónde vivirían personas imaginarias de distintos estratos sociales,
los sujetos ubicaron a los más ricos en el norte y a los pobres en el sur.
Es verdad que los planetas
están alineados. ¿Pero quién dice desde qué punto de vista deben verse?
No es difícil concebir que a
las personas les importa menos qué ocurre en los países o regiones que están en
una zona más "baja" que ellos en el mapa o el globo.
La buena noticia es que en
el experimento de Meier la relación entre el "norte" y el
"sur" fue eliminada con un simple cambio: voltear el mapa.
Así que quizás el mundo
pueda ser un poco más justo si todos comenzamos a poner el mapa al revés de vez
en cuando.
Mapas hechos con el sur en
el tope se consiguen fácilmente en Internet. Es una tendencia que Mortlock
favorece mucho: "como australiano creo que debía hacerse con más
frecuencia".
En todo caso es una manera
de ver el mundo con ojos frescos y hacerlo inexplorado una vez más.
Con tan pocos
descubrimientos por hacer de zonas en la Tierra, a lo que podemos dedicarnos
-parafraseando a Marcel Proust- es a mirar el mundo que tenemos.
Pero esta vez, a través de
unos ojos distintos.
Lee la historia original en
inglés en BBC Future