Parafraseando a
Deodoro Roca, digo: “los
dolores que nos quedan, son los jueces que nos faltan”. Es así, nos
faltan jueces con espíritu patriótico y comprometidos con el derecho y la
justicia.
En las
causas del epígrafe, tenemos por un lado al Juez Lorenzini, casi sin experiencia, ex empleado del
Banco Nación y proclive a defender los intereses de VICENTÍN, como
muchos han denunciado; y la causa SWIFT-DELTEC, que estuvo a cargo el ex Juez
Nacional de Comercio Salvador M. Lozada, Presidente Honorario de la Asociación Internacional de Derecho Constitucional y Presidente
del Instituto Argentino para el Desarrollo (I.A.D.E.). De la simple
comparación de antecedentes, cada uno ya puede ir sacando algunas conclusiones:
-En ambos procesos se trató de la responsabilidad de grandes
grupos económicos ligados al agro, uno a los cereales y el otro a la
ganadería.
-El primero está en “marcha” y el segundo se resolvió hace
más de 50 años, ratificado por la Corte Suprema de Justicia y que algunos
magistrados niegan la aplicación de su jurisprudencia.
-En el caso Vicentín, mientras el tiempo sigue pasando, lo
único cierto son las dilaciones, chicanas, las prórrogas, las arbitrariedades y
la falta de razonabilidad jurídica, que son de estado público, lo que
seguramente es de aplicación a la causa Correo (CURREO).
Por el fallo
SWIFT – DELTEC, el Dr. Lozada, rechazó el concordato preventivo
propuesto por dicha compañía y decretó la quiebra de la misma, pero
extendiéndola a todas las sociedades y filiales del grupo en el mundo, no sólo
en el ramo específico, sino también a todas sus actividades, incluidas las
financieras, manifestando “que
no existe personalidad jurídica diferenciada entre todas las empresas de un
grupo, que responden a una voluntad común”. (1)
“La
extensión de la quiebra a más de una docena de empresas del grupo…, tuvo un
resultado venturoso: toda la masa acreedora, configurada principalmente por
obreros y consignatarios de hacienda, terminó cobrando la totalidad absoluta de
sus créditos con indexación e intereses. No cabe duda de que el
instituto de la extensión de la responsabilidad patrimonial a todo el conjunto económico de una
multinacional es un recurso genuino del derecho contemporáneo para hacer
justicia en una sociedad globalizada”. (2)
De conformidad a ese fallo, en el caso Vicentín
se debería extender el concurso y eventualmente la quiebra a sus filiales de
Paraguay, Uruguay, Brasil y otros países, como también a empresas conexas o
asociadas como Friar y posiblemente muchas más.
Alertaba en su momento el Dr. Lozada, que las sociedades
anónimas, como máximo instrumento jurídico de acumulación capitalista, conducen
a desviaciones peligrosas.
Y continuaba: “El remedio frente a esta desviación ha sido encontrado en la posibilidad
de…penetrar en ella hasta descubrir su verdadero sustrato personal y
patrimonial, poniendo al descubierto la verdadera identidad y los verdaderos
propósitos de quienes se amparan bajo aquella armadura legal”. (3)
Espero que puedan ver las diferencias entre un Juez probo,
honesto, interesado en los problemas del país y en sus soluciones, diríamos “patriota” y otro que responde a los mandamientos
de los grupos de poder, como desde varios lugares se acusa a Lorenzini, que dilata y que no va al fondo
del problema con valentía y audacia y que sólo se maneja dentro de la
formalidad de la normas y no en la buena fe y los principios generales del
derecho.
Para dejar que piensen, en tiempos de pandemia, también en
estas cosas que hacen al futuro de Argentina y a la seguridad de todos, termino
coincidiendo con el Dr. Salvador María Lozada cuando dice: “Esto es lo que hizo… y es lo que
hay que hacer ahora...: levantar el velo de la personalidad jurídica.” “Producido el daño…poner la
totalidad de sus patrimonios al servicio del deber de devolver esos
dineros”.(4)
Ref: 1, 2, 3 y 4:
LOZADA, Salvador María, Le Monde Diplomatique, pag. 9, Marzo 2002.
AUTOR: Ricardo Luis Mascheroni - Docente