12 CONDECORACIONES
Sólo doce condecoraciones de
ese tipo fueron entregadas luego de la guerra de Malvinas. Poltronieri es el
único soldado que la recibió pero ya ni siquiera la luce. La guarda, junto a
muchas otras medallas, en una vieja y oxidada lata.
-En un momento pensé en
venderlas. A todas. No sabía cuánto me podían dar. Pero yo necesitaba la plata.
Después no lo hice. Antes preferí pasar la vergüenza de ir a pedir por los
trenes. Pero dejé porque me decían: "Andá a pedirle a Galtieri..."
EN LA POBREZA MÁS EXTREMA
Uno de los máximos héroes no
militares de la guerra de Malvinas vive hoy en la pobreza más extrema. Su casa,
la número siete, se tambalea sobre una calle de tierra.
UN SOLDADO ANALFABETO
Poltronieri era un soldado
analfabeto cuando fue a combatir a Malvinas. A los doce años ordeñaba vacas de
madrugada muchas veces "en patas" y alguna frazada que se tiraba por
la espalda para menguar las escarchas.
EJEMPLO PARA SUS CAMARADAS
Los fundamentos por los que
le dieron la distinción más alta que duerme su sueño oxidado en la lata donde
Poltronieri atesora sus recuerdos en su casa sin techo, eran contundentes:
"Por haberse convertido en un ejemplo para sus camaradas", decía una
frase.
Otras decían que Poltronieri había tenido espíritu de lucha, sencillez, arrojo, que se ofreció como voluntario para misiones riesgosas y que en combate en los montes Dos Hermanas y Tumbledown "operó eficazmente una ametralladora, deteniendo ataques enemigos.
Fue siempre el último en
replegarse, resultando sobrepasado en ocasiones por los ingleses. Dos veces se
lo tuvo por muerto, pero logró reunirse siempre con su sección." La
realidad, siempre más dramática que los argumentos, dice que Poltronieri salvó
la vida de cerca de ciento cincuenta de sus compañeros.
RELATO OFRECIDO POR EL
PROPIO POLTRONIERI
-Yo estaba en el monte Dos
Hermanas. Adelante nuestro estaba el regimiento 4 de Corrientes. Al costado
teníamos al Regimiento de Infantería 7 de La Plata. Lo pasábamos todo el día en
la trinchera. A veces bajábamos del cerro para matar un par de ovejas,
sancocharlas así nomás y comerlas. Cuando venía un compañero de curso del
teniente que me mandaba a mí, que se llamaba Llambías Pravaz, yo le pedía los
binoculares y él me los prestaba Así vi cómo que desembarcaron los ingleses.
Pasaron unos días desde el desembarco hasta que llegaron a donde estábamos
nosotros.
-Esto fue ya en Junio.
Estábamos en el Monte dos Hermanas, una noche yo estaba de guardia en la
posición adelantada y escucho unas voces raras. No eran de los nuestros, no
entendía lo que decían.
-Le aviso al Teniente, que
viene con visor nocturno; los tipos estaban a 50 metros. Los Ingleses venían
todos amontonados, tirando tiros por cualquier parte, gritando, tocando el
tambor. Un soldado que estaba arriba del monte comenzó a tirales con su
Ametralladora (MAG) Ahí nos vieron y comenzó el fuego cruzado. A mi lado cayó
un compañero con la cara llena de sangre. a mí me dio impresión verlo, me dio
más coraje, más bronca...
-Yo le daba y le daba a la
MAG. Ramón, el que había caído al lado mío, era mi compañero de arma. él era
MAG N° 2 y yo MAG N° 1. Éramos muy amigos, por eso me dio tanta bronca. Ahí me
dije: "Si a él lo mataron a mí me van a matar también. ¿Por qué me la voy
a salvar?". Entonces tenía que jugarme....Era casi de día; yo tiraba y
tiraba, mi abastecedor, el que le ponía las cintas a la MAG, estaba cansado,
pero yo seguía y seguía tirando contra los tipos. No se la iban a salvar.
-En un momento parecía que todos
los Ingleses querían pararme, les jodía mi ametralladora, sentía como pasaban
las balas, a las trazantes se las veía clarito...Atrás de unas piedras
estábamos nosotros amontonados, y a la orden de retirada, todos mis compañeros
comenzaron a salir de sus posiciones, se fueron replegando hasta que en un
momento estoy con mi abastecedor y el ayudante apuntador. Entonces les digo a
los pibes: "Váyanse, repliéguense, que yo me quedo solo".
-Ellos no querían, me
decían: "Negro, vayámonos todos, a vos solo te van a matar, te la van a
dar". Yo les contesto: "No váyanse ustedes, tienen familia, amigos,
todo". Yo también tengo familia, amigos, pero ellos siempre entienden.
"¡Y váyanse de una vez, carajo, después voy a ir yo!".
-En tres oportunidades me
quedé solo con la ametralladora, dándoles tiempo a los otros a que se
replegaran. Los ingleses no podían avanzar, en cuanto levantaban la cabeza yo
les sacudía. Vi caer a varios. En un momento me junte con un soldado, los
ingleses se venían agachaditos. Entonces yo sentí una voz que no era una voz
nuestra, era una voz inglesa y el soldado agarró una granada y se fue a tirarle
a los ingleses. "vos quedate acá” me dijo. Se adelantó con la granada y se
las tiró, pero se la devolvieron antes que explotara y le cayó justito a él y
lo tiró para arriba y lo abrió al medio... y me quedé solo otra vez.
-Solamente quedaba cerca de
mí un Sargento, pero yo sabía que la señora de él, justo ese día había tenido
una nena. Le había llegado un telegrama. Le digo entonces al Sargento: "Mi
sargento, usted tiene un nuevo hijo en el mundo y tiene que verlo. Repliéguese.
Déjeme a mí solo. Yo soy soltero y prefiero morir yo, antes que usted. Me voy a
arreglar". Y me arreglé...
-El subteniente me decía: "Vámonos Poltronieri, que te van a matar..." Pero yo le decía que se fueran ellos. Porque yo sabía que el sargento Echeverría había tenido familia en esos días. Entonces les dije: Váyanse ustedes que tienen hijos, que tienen familia. Yo no tengo a nadie...".
-Los ingleses venían
cantando, tirando al aire, como de paseo... y bien chupados. Así que no le di
bolilla al teniente y me quedé esperando que mi compañía se replegara.
-A lo lejos veía como
peleaba la gente del RI7 de La Plata, en Monte Longdon atrás nuestro cerca de
la playa. Llovían las balas sobre mí, estaba solo. Me repliego y tiro, me
repliego y tiro, hasta que llegué al pueblo...
-En Puerto Argentino les
pregunto a unos soldados si sabían dónde estaba el RI6, yo quería volver con
los míos, Ellos dijeron que habían pasado por ahí y que les dijeron que el
punto de reunión del Regimiento era el cementerio.
-Cuando llego al cementerio
ya habían pasado casi dos días, mis compañeros me ven y no lo pueden creer.
Ellos pensaban que me habían matado los Ingleses. Y yo les digo: "Que? Esos
tipos a mí no me matan, que va´cer, me salvé, no me la dieron...!".
Todos empezaron a gritar, a
abrazarme, se me tiraban encima, como en la cancha al que hace un Gol. Luego me
levantaron, me llevaron en andas, tenían mucha alegría de verme. Entonces lloré...
Después me enteré que al hacer el parte, me habían dado por muerto o
desaparecido, pero el Sargento contó que yo me había quedado en la posición
tirando con mi MAG. El Teniente no podía creer que yo hubiera vuelto, me agarra
y me da un abrazo, y me dice: "¡Poltronieri!". "Que
va´cer", dije yo, "El destino mío era volver. Acá estoy".
-Cuando llegamos al
Continente nos llevaron a Campo de Mayo y después en colectivo hasta el
Regimiento 6 de Mercedes. Mi vieja estaba en el Hospital porque un día antes que
yo llegara, habían ido los militares a casa y le habían dicho que estaba
muerto, que no venía...
-Cuando me enteré enseguida
quise ir, pero me decían que no me iban a dejar entrar, pero fui igual, cuando
llegue no me dejaban pasar, y le dije: “si usted no me deja entrar, les rompo
todo. Usted que se piensa, yo recién vengo de la guerra y encuentro a mi madre
tirada en una cama porque le dijeron que yo estaba muerto, y no estoy muerto,
estoy vivo”.
-Como no entraban en razón
me fui por la escalera hasta el piso donde estaba y entre en la habitación
justo que una enfermera le estaba por poner una inyección. “No le dé nada -le
dije- no le dé ninguna inyección, la inyección ya está acá, acá vine yo, ella está
mal por mí.”
-Mi mamá se levantó y le
dije: “Quédate tranquila mamá, no llores, estoy vivo, así que quédate
tranquila”. Y me la llevé a casa esa misma tarde.
Fuente: Contexto – San Miguel de Tucumán