En audiencia pública
celebrada el miércoles 24 de agosto de 2016, el Fiscal Federal Martín Suarez
Faisal pidió al Tribunal Oral Federal de Santa Fe que condene a Cecilia Góngora
viuda de Segretín y a Elsa Gladis Nasastky de Martino, a la pena de 10 años de
prisión de efectivo cumplimiento, con la inmediata detención de ambas y que
ordene al Registro Civil la modificación de la identidad de José Segretín, para
que pase a llamarse José Maulín Pratto, según apellido de sus verdaderos
padres, identidad que le fue suprimida apenas nació en marzo de 1977, cuando
comenzaba la última dictadura cívico-militar de la que aseguró, fueron sus
víctimas.
EL NACIMIENTO DE JOSÉ
FALSIFICADO POR LA MÉDICA ELSA GLADIS NASASTKY
José nació el 26 de marzo de
1977. Un día después fue retirado del Sanatorio Reconquista por Cecilia
Góngora, quien el 6 de abril de ese mismo año, lo inscribió en el Registro
Civil de Reconquista como hijo propio, utilizando un certificado de nacido vivo
falseado de puño y letra con la firma de la médica Elsa Gladis Nasastky.
EL SINIESTRO PLAN DE LA
DICTADURA PARA ROBAR BEBÉS
El Fiscal sostuvo que la
supresión de la identidad de José, no fue un hecho aislado, sino parte de un
plan siniestro que llevó a cabo la última sangrienta dictadura que robó muchos
hijos de los desaparecidos porque sostenían que no debían ser criados por sus
abuelos siendo que ya fracasaron con la crianza de hijos que salieron
guerrilleros. Y los regalaban a familias afines el régimen, como el caso del
matrimonio de Cecilia Góngora y Luis Segretín.
LA FAMILIA APROPIADORA CON
FUERTES VÍNCULOS CON LOS MILITARES
El matrimonio Góngora
Segretín no tenían poder económico, vivían del sueldo de Luis como boletero de
la Terminal de Ómnibus, pero tenían vínculos. El padre y el hermano de Cecilia
trabajaban en unidades militares donde forjaron fuertes vínculos, un hermano en
la III Brigada Aérea; y su padre, José Ignacio Góngora en la Unidad Militar de
El Palomar, donde forjó amistad, entre otros, con el poderoso Brigadier Basilio
Lami Doso.
DANILO SAMBUELLI, EL JEFE DE
LA REPRESIÓN EN RECONQUISTA
Entonces no es casual que
otro salvaje hombre de la dictadura, Danilo Sambuelli, haya sido parte de la
supresión de la identidad de José, por eso también estaba acusado, pero terminó
con su muerte en diciembre de 2014, aunque antes ya había sido condenado a 21
años de cárcel por los delitos de lesa humanidad que cometió cuando ejerció la
represión en Reconquista, donde incluso llegó a ser el primer intendente de
facto tras el golpe del 24 de marzo de 1976.
Fue Sambuelli quien en la
III Brigada Aérea avisó a su secuestrada Griselda Pratto, que quedaba en
libertad para que vaya al Sanatorio a ver a su hermana que había dado a luz.
Ese día el edificio del Sanatorio Reconquista estaba rodeado de fuerzas de
seguridad para garantizar que nadie afecte el plan para que ese recién nacido
vaya con la familia asignada por el aparato siniestro que no daba lugar para
protestas, menos con tantos familiares secuestrados (detenidos ilegalmente),
algunos incluso sin certeza de su destino.
EL SINIESTRO PLAN ESTABA
ARMADO
Y todo estaba armado desde
antes, por eso a esa humilde mujer (Luisa Pratto), desamparada, con su pareja y
varios familiares secuestrados, sin dinero ni cobertura social, sin nadie que
la ayude, en lugar de internarla en el hospital, lo hicieron en el sanatorio
privado, donde la registraron como Cecilia Góngora. El plan ya estaba armado,
explicó el fiscal.
“LA MÉDICA NASATSKY NO PUEDE
ARGUMENTAR INEXPERIENCIA” DIJO EL FISCAL
Le dijo al tribunal que de
ninguna manera Nasatsky puede argumentar inexperiencia, ya que entonces ya
tenía 17 años de profesión, y además era hija y esposa de un médico, y además
con su marido eran parte de la sociedad dueña del sanatorio, por lo que no duda
que estaba al tanto de toda la maniobra organizada para con una paciente que
sabían no iba a pagar la atención. Elsa Gladis Nasatsky fue la primera mujer
que ejerció la medicina en Reconquista.
Sostuvo que las acusadas
falsearon durante el juicio no conocerse, siendo que la Dra. Nasastky atendió
siempre a Cecilia Góngora, quien antes de apropiarse de José tuvo dos embarazos
fallidos, y que incluso después de la comisión del delito, siguió atendiéndola
cuando tuvo el tercer embarazo que derivó en el nacimiento de su hijo propio,
Ramón, quien luego falleció.
LAS PRUEBAS IRREFUTABLES
PRESENTADAS POR EL FISCAL
El Dr. Martín Suarez Faisal
remarcó las pruebas expuestas en el juicio, como el certificado de nacido vivo
falseado por la médica con su firma, de puño y letra, registrado el 6 de abril
de 1977 en el Registro Civil de Reconquista; y el ADN que confirma que José no
es hijo de Cecilia Góngora, sino de Luisa Pratto y Rubén Maulín.
“HAY COSAS QUE JOSÉ NO PODRÁ
RECUPERAR NUNCA”
“Hay cosas que José no podrá
recuperar nunca, solo la identidad”, sostuvo el Fiscal cuando quiso demostrar
al tribunal los daños definitivos causados a una persona a quien durante 32
años le negaron la identidad, a quien la apropiadora le prohibía socializar
“bajos controles estrictos” por temor a que sepa la verdad de su origen.
Recordó la escena de José
cuando siendo estudiante secundario tocaron su espalda en un recreo de la
Escuela Comercio y al ver ese rostro que se acercó con preguntas deseosas de
revelar una duda, salió corriendo a su casa. Explicó que “aún no estaba
preparado”.
LAS MENTIRAS
Para entonces su apropiadora
ya le había adelantado que su origen tenía particularidades, que ella no era su
madre biológica, que era fruto de una relación extra-matrimonial de su padre,
también mentira, porque tampoco era su padre biológico Luis Segretín.
Mentira tras mentira dañando la vida de un menor sin identidad y cada vez con más dudas.
LA DESESPERACIÓN DE SU
HERMANA BIOLÓGICA POR CONOCERLO
Esa tormenta mental no le
permitió escuchar qué quería decirle esa adolescente que en realidad era su
hermana biológica. Gisela Maulín sabía por sus padres que tenía un hermano
desaparecido y ella quería conocerlo, por eso quería hablar con José, al que
veía en la escuela y era como que veía a su padre y se veía ella misma en el
parecido rostro.
Flor de reprimenda sufrió
Gisela al otro día por la protesta que fue a hacer a la escuela Cecilia
Góngora. Consiguió que la directora, Negrita Haín, la llame a dirección para un
severo llamado de atención para que cese con el hostigamiento.
Y más martirio para José,
porque para evitar la verdad su madre lo mandó unos meses a vivir a la
provincia de Buenos Aires. Y la incansable autora de mentiras, Cecilia, le
salió al cruce a la salida de la escuela para gritarle su bronca a Gisela, para
que deje de molestar a “su hijo”.
32 AÑOS PARA RECUPERAR SU
IDENTIDAD
32 años tuvo que esperar
José para recuperar su identidad. La noticia le llegó por la radio. Su mujer le
contó que “en el programa de Gustavo Raffin” escuchó el testimonio que dio una
señora que podría ser su historia, y lo animó a indagar.
Se comunicaron con la
producción y pidieron que se los ayude a localizar a esa mujer. Como había
declarado como “testigo reservado” en el anterior juicio por delitos de lesa
humanidad, se le explicó que había que pedirle autorización a ella, si lo deseaba.
Luisa Pratto autorizó a que revelen su identidad y su teléfono. Así pactaron
encontrarse. Y apenas se vieron se reconocieron.
Es que José no podría ser
más parecido que su padre, es el calco. Quedaba el paso formal de obtener el
ADN que también llegó desde el Hospital Durand, el 15 de mayo de 2009, y
confirmó que José es hijo del carpintero Rubén “mono” Maulín y de Luisa Pratto.
EN ESPERA DEL FALLO PARA
RESTITUIRLE LA IDENTIDAD
Hoy esperan que un fallo
judicial ordene al Registro Civil que le quiten el apellido Segretín y pase a
llamarse José Maulín, y que también se cambie el apellido de sus dos hijos,
pero que además condenen a las dos mujeres que le suprimieron la identidad, a
la pena de 10 años de prisión de efectivo cumplimiento.
Los alegatos finales de las
partes de este juicio continuarán el miércoles 31 de agosto a las 9:00 horas,
con el alegato final de los querellantes. Finalmente será el turno de los
defensores, todo esto en el Tribunal Oral Federal de Santa Fe, integrado por
los doctores José María Escobar Cello (presidente), Luciano Lauría, y María
Ivón Vella.
LA OPINIÓN DEL PADRE
BIOLÓGICO DE JOSÉ, RUBÉN MAULÍN
Gustavo Raffín consultó la
opinión de Rubén Maulín sobre el alegato final del Fiscal Federal Martín Suarez
Faisal, en el juicio que le siguen a las dos mujeres que hacen penalmente
responsables de haber suprimido la identidad de su hijo y de ocultarlo desde
que nació durante la última dictadura y durante 32 años.
"Fue muy preciso, muy
acertado todo, creo que no dejó cabo suelto, y el pedido de aplicación de pena
creo que no estuvo desacertado", opinó Maulín luego de concluir el alegato
final del Fiscal Federal en el juicio contra Cecilia Góngora y Elsa Gladis
Nasatsky.
Lamentó que "nunca hubo
arrepentimiento, en ningún momento se arrepintieron, que eso pudo haber servido
de mucho para este juicio".
Reveló que la pretensión
suya como querellante es que el veredicto judicial ordene también que el
Registro Civil cambie inmediatamente el apellido a José Maulín y a sus dos
hijos ya adolescentes.
Fuente: Gustavo Raffín