El gobierno de la provincia,
a través del Ministerio de Medio Ambiente, recordó los alcances de la
resolución 204/2017 de caza de especies exóticas con fines de control.
La nueva norma establece que
solo podrá realizarse la actividad con expresa autorización del dueño o
encargado del predio que viera invadida la propiedad por especies exóticas,
previa autorización del Ministerio de Medio Ambiente. Además, prohíbe la
instalación de nuevos criaderos de especies exóticas y excluye a los
denominados cotos de caza, figura que en Santa Fe no cuenta con autorización.
El subsecretario de Recursos
Naturales, Alejandro Larriera, señaló que "las
invasiones biológicas son consideradas por el Convenio Internacional de Diversidad
Biológica (CDB) como uno de los principales problemas de pérdida de
biodiversidad a nivel mundial, requiriendo de los países inversiones para su
mitigación. Es por ello que se torna necesario trabajar de manera urgente para
avanzar en estrategias de prevención y mitigación que resulten efectivas y
económicas”.
ESPECIES
EXÓTICAS INTRODUCIDAS EN LA ARGENTINA.
Estornino
Pinto (Sturnus vulgaris). De la avifauna introducida en el
país, el Estornino es el más dañino y temido. Es de origen Euroasiático, pero
fue introducido en Argentina en 1987, poblando masivamente campos y ciudades,
desplazando así a nuestra ave autóctona, el Hornero. El Estornino Pinto se
alimenta de frutas y semillas lo que supone un grave daño a la agricultura y
ganadería local.
Castor
canadiense (Castor canadensis). En 1946 se introdujo esta especie
exótica en la zona más austral de nuestro país, en la provincia de Tierra del
Fuego con la intención de abrir una industria de cuero y pieles. En la
actualidad, los castores canadienses suponen el peor peligro que tiene el
ecosistema sureño. Al no existir ningún depredador natural que controle la
población de castores, estos se han reproducido sin límites. Los grandes diques
construidos por los castores no sólo hacen peligrar los valiosos bosques
nativos, si no que provocan muy serias inundaciones en ciertas región y sequías
con alto riesgo de incendios en otras.
Trucha
arco iris (Oncorhynchus mykiss). Para establecer una industria
pesquera de esta especie, la Trucha Arco Iris fue introducida en las cuencas
hídricas de Argentina en 1940. En la actualidad existen focos poblacionales de
esta especie exótica a lo largo de todo el país. Como toda especie introducida,
la Trucha Arco Iris compite por territorio y alimento con nuestras especies
ictícolas propias, da tal manera que ya ha diezmado a la mojarra desnuda,
propia de nuestros arroyos.
Jabalí
(Sua scrofa scrofa). Fue introducido a la Argentina por Pedro
Luro en 1905, con el fin de incorporarlo a su coto de caza. Hoy en día, este
animal se distribuye por todo el centro del país. El jabalí ha provocado
dañinas alteraciones la composición de los suelos, debido a su técnica de
hozado, donde remueve las tierras con sus grandes colmillos en busca de
alimento. Además compite con ganado y fauna autóctona.
Visón
americano (Neovison vison). También con fines peleteros, el visón
americano fue introducido en Argentina hacía 1934. En la actualidad encontramos
poblaciones fuertemente establecidas a lo largo de toda la región patagónica.
El Visión americano representa una amenaza crucial en las poblaciones de
avifauna nativa que se han visto reducidas por la práctica predativa de este
carnívoro. El Macá tobiano es la especie autóctona protegida más afectada por
esta introducción.
Ardilla
de vientre rojo (Callosciurus erythraeus). Nativa de Asia,
la ardilla de vientre rojo hoy invade gran parte del territorio argentino. En
1970 a alguien le apreció una excelente idea añadir un toque pintoresco al
paisaje, liberando unas cuantas parejas de ardillas en la zona de Luján, Buenos
Aires. Sin embargo esta especie introducida supone un daño muy serie a la
economía del país. La ardilla compite por territorio y alimento con las
especies de aves autóctonas y además arman sus nidos en cualquier sitio que les
parezca conveniente, por lo que muchas construcciones se han visto notablemente
afectadas por esta invasión.
Rana
toro
(Lithobates catesbeianus). La rana Toro es originaria de Norteamérica y fue
introducida en Argentina en los años 80 para el consumo de su carne. Cuando
esto dejó de ser rentable, la especie fue liberada. La rana toro constituye una
amenaza para anfibios, reptiles, aves y mamíferos pequeños, ya que es un voraz
depredador. Además, en los últimos años se ha descubierto que son portadoras de
un grave virus que causa hemorragia intestinal, muy peligrosa para los seres
humanos.
Liebre
europea (Lepus europaeus). La liebre fue introducida a
principios del Siglo XX en Argentina y Chile y en la actualidad la encontramos
en todo el territorio de Continente Suramericano. Si bien la liebre tiene
depredadores naturales, su veloz y alta tasa de reproducción ha provocado un
aumento desmedido de su población, lo que supone un grave riesgo para las
plantaciones agrícolas.
Ciervo
colorado (Cervus elaphus). El ciervo colorado es originario de
Europa, y fue introducido en Argentina hacia 1906, con fines cinegéticos (de
caza). Hoy en día constituye una de las especies introducidas más dañinas en el
país. Por su rápida y eficaz reproducción, la población de ciervo colorado se
ha expandido incontroladamente compitiendo con el ganado y los herbívoros
autóctonos. Son considerados una amenaza por los productores ganaderos.
Tortuga
de orejas rojas (Trachemys scripta elegans). En la
actualidad, la tortuga de orejas rojas es la preferida como mascota. Sin
embargo, debido a su aumento de tamaño y a su apetito voraz, muchas fueron
“desechadas” en estanques o cuerpos de agua, y se ha producido un aumento
alarmante en su población. La tortuga de orejas rojas supone un grave peligro
para los anfibios y peces autóctonos. No sólo compite por el hábitat y el
alimento, sino que además es un reconocido depredador de varias especies
nativas.
La introducción de especies
exóticas a un país es una problemática que existe en todas partes del mundo,
donde cada región ha visto afectada su economía y su ecosistema a raíz de la
irresponsabilidad del ser humano.
La naturaleza se presenta en
un equilibrio perfecto y, si bien es capaz de adaptarse a cambios y variables,
cuando la amenaza es mayor e interviene la mano del hombre, sobrevienen las
catástrofes.
Cuando el daño está hecho,
no hay vuelta atrás, pero las especies introducidas suponen un serio dilema
moral: ¿Qué se debe hacer para controlar la plaga? ¿Eliminar a los animales que
simplemente por instinto poblaron los nuevos ambientes o desproteger la fauna
autóctona?
El funcionario precisó que
“desde hace más de un siglo existen en la provincia y el país, establecimientos
con poblaciones de animales de fauna silvestre exótica, consideradas desde el
punto de vista ambiental como una amenaza para especies silvestres autóctonas y
su hábitat. Estas especies pueden ocasionar cambios y competencia en los
ambientes naturales con las especies autóctonas en cuanto a la obtención de
alimento, agua, refugio y sitios de reproducción” explicó.
Larriera recordó también que
“en la provincia se trabaja siguiendo los lineamientos de la Estrategia
Nacional sobre Especies Exóticas Invasoras, ya que éstas son consideradas una
de las causas principales de la extinción de especies nativas. La Resolución
204/17 es más restrictiva que la anterior”, concluyó.´