Esclavizaron
a 38 mujeres y a menores de edad.
En cinco años movilizaron
casi 23 millones de pesos. En la causa figuran testimonios conmovedores de las
víctimas
“Quedé embarazada mientras
trabajaba en el prostíbulo, aproximadamente a los seis meses de llegar. Rosana
Estela Rodríguez me dijo que comprara una pastilla para tomar o meterme por
abajo. Pero no funcionó. Entonces vino una mujer que me colocó una sonda en la
vagina para completar el aborto. Sin embargo, ese mismo día empecé a sangrar
mucho. Le avisé a Rosana, quien me llevó al hospital y me advirtió que no podía
decir nada sobre el aborto inducido ni de la situación en la que me encontraba.”
“En el hospital me hicieron
un raspaje quirúrgico, y estuve internada siete días. Durante la internación,
Rosana Rodríguez me dio dinero para que no contara nada, pero cuando me dieron
el alta me quitó la plata y me obligó a trabajar en el prostíbulo. Ni yo ni mis
compañeras nos podíamos ir. La mayoría éramos extrajeras y ellos nos habían
sacado nuestros documentos”.
El relato descarnado, en
primera persona es de “Gisela”, una de las 38 mujeres esclavizadas en los
prostíbulos que funcionaban en la ciudad de Paso de los Libres, en Corrientes,
y que eran regenteados por una banda de trata de personas, integrada por 18 personas
y que era liderada por quienes deberían combatir ese y otros flagelos que
dominan la zona: el fiscal federal
Benito Pont, y el comandante mayor de gendarmería José María Viero.
La causa penal donde abundan
los desgarradores testimonios como los de “Gisela” es escandalosa.
Queda en evidencia, por
ejemplo, que la mafia de los prostíbulos, de la trata de personas y lavado de
dinero funcionó al menos entre 2010 y 2016. En solo cinco años, la organización movilizó como mínimo casi
veintitrés millones de pesos.
EL
FISCAL FEDERAL INTENTÓ ENSUCIAR LA CAUSA
Hasta hace apenas unos días,
Benito Pont, el ex fiscal federal de Paso de los Libres, hizo lo imposible para
entorpecer el trámite del expediente. Por ejemplo, recusó a María Cristina
Pozzer Penzo, la jueza que lo investiga, pero en un fallo ejemplar, la Cámara
de Apelaciones de Corrientes ordenó continuar con la investigación.
El ahora ex fiscal Federal
Pont fue procesado el pasado 6 de septiembre por hallarlo presunto autor de los
delitos de encubrimiento agravado, prevaricato y abuso de autoridad e
incumplimiento de los deberes de funcionario público.
EL
FISCAL Y EL GENDARME SON CUÑADOS
La misma medida recayó
también sobre el ex agente de inteligencia de la Gendarmería Nacional, el
comandante general José María Viero, quien además es cuñado del fiscal Pont.
La
jueza María Cristina Pozzer Penzo recibe un rosario que le envió el papa
Francisco.
La pesquisa demostró que la
red de trata investigada en Paso de los Libres funcionó a través de tres
locales nocturnos y un hotel, propiedad del ex oficial de gendarmería.
Los 18 imputados están
acusados de integrar diferentes organizaciones dedicadas a la trata de personas
con fines de explotación sexual en los prostíbulos “Puro Movimiento”, “Roxi”,
“Balizas” y en el “Motel Momentos”, entre otros.
Los prostíbulos eran
regenteados comercialmente por Ricardo Aguirre un amigo y ex socio comercial
del ex fiscal Pont y quienes junto al oficial de gendarmería Viero “integraban la cúpula de la organización”.
La madama de la organización
mafiosa era Rosana Estela Rodríguez, alias “Roxi”. De hecho, uno de los locales
llevaba su nombre.
La juez de la causa, y los
fiscales que han investigado las maniobras, Fabián Martínez, el cotitular de la
Procuraduría contra la Trata y Explotación de Personas (PROTEX), Marcelo
Colombo, y el fiscal general Carlos Schaefer, determinaron que las “al menos a
38 mujeres explotadas sexualmente estaban en situación de vulnerabilidad“, y
que los “tres locales nocturnos utilizados como prostíbulos funcionaban bajo la “protección” y “blindaje judicial”
del ex fiscal, quien también está acusado de “desviar y dilatar las
investigaciones que tenía a su cargo” para proteger a la misma banda mafiosa
que integraba y a otras.
Relato
salvaje
“Durante el día dormía.
Había una señora que cocinaba, a la que le tenía que pagar por la comida porque
no podía salir del lugar”.
“Sólo salía si tenía que ir
al médico o hacerme análisis. Pero fuera de eso no salía a pasear, porque no me
dejaban, salvo para ir a comprar alguna cosa que necesitara, como apósitos
femeninos”.
“Tenían que trabajar incluso
durante el período menstrual. Para eso Rosana me enseñó a ponerme un tampón o
un algodón humedecido porque ella me explicaba que ‘en un rapidito los clientes
no se dan cuenta'”.
Ese testimonio, aportado por
otra de las víctimas, también forma parte del expediente. Pero, como el de
Gisella, tampoco son los únicos.
Otra de las víctimas de la
red de proxenetas del fiscal y el gendarme contó que “Rosana anotaba todo, los
pases a las habitaciones, las copas, pero que después rompía todas las carpetas
y registros, porque le avisaban cuando iba a llegar a alguien. Rosana nos decía
que cuando iban a realizar un allanamiento en el boliche le avisaban. Por eso
estaba tranquila”.
“No sé quién le avisaba de
los allanamientos. Pero a veces iban los de Gendarmería y a veces la policía.
Esos mismos que realizaban los allanamientos eran clientes del lugar, y los
atendíamos hasta uniformados”.
Otra de las mujeres
rescatadas de los prostíbulos de Paso de los Libres le dijo a los fiscales y a
la jueza: “Rosana, a la que también llamábamos Roxi, también nos encajaba
multas. Por ejemplo, si no queríamos hablar con un cliente, o llevarlo a la
habitación nos cobraba 500 pesos”.
“También me encajó una multa
de 500 pesos porque había hablado con un señor al que le conté que estaba ahí
amenazada. El señor me dijo que me iba a ayudar, pero en realidad fue a
contarle todo a la dueña y por eso me castigaron”.
“Una vez uno de los ‘narcos’
que frecuentaban el lugar armó una pelea y una chica termino cortada con una
botella. Ella se desmayó por la cantidad de sangre que le salía, y la llevaron
al hospital los dos hermanos de Rosana, porque ella estaba de viaje. La
cosieron y se volvió a la casa, ya que, si bien la habían dejado con suero, no
pudo quedarse en recuperación porque Roxi le dijo que debía regresar”.
“Por ese episodio, le dijo
que la denunciaría, pero Rosana Rodríguez le dijo ‘a mí nadie me amenaza’, y
por eso le cobró una multa”
EL
PAGO
En el expediente también
figura el sistema de pagos que se utilizaba “para tener relaciones sexuales con
las mujeres”. Era por medio de un trago que costaba 100 pesos o cervezas que
costaban 120 pesos. Las mujeres estaban obligadas a “quedarse sentadas con el
cliente hasta que terminaran la bebida alcohólica y después se trasladaban al
Hotel Momentos, lindante al local”.
El costo del “pase”, es
decir de la relación sexual por el plazo de una hora, era de 600 pesos, más la
tarifa de 120 pesos por la habitación del hotel.
Según las averiguaciones que
realizaron los pesquisas, la organización de proxenetas movilizó 22.345.678,55
pesos en cinco años, un monto que “no se corresponderían con ingresos lícitos y
declarados ante la AFIP”.
La jueza de la causa y los
fiscales aclararon que “este importe refleja un piso mínimo a tener en cuenta,
ya que resulta lógico suponer que existen otras sumas importantes de dinero que
han sido manejados respecto del cual se desconoce su magnitud, pero se presume
que puede ser significativo”, esta es una de las razones por las cuales a la
banda también se la investiga por presunto lavado de dinero.
LAS
MENORES ERAN PASADAS A BRASIL
“Los datos son
espeluznantes. Las victimas ya no podían soportar más. Sus cuerpos era
sometidos sexualmente día y noche y hasta les exigían garantizar un monto
determinado por día. Había hasta mujeres embarazadas que debían recuperar el
dinero perdido en la etapa prenatal”, revela el fiscal federal general Carlos
Schafer, y fiscal federal ante el Tribunal Oral federal 2 de Corrientes. Lo
hace desde el conocimiento y la tarea cumplida por haber colaborado en la
liberación de las casi 40 víctimas de la banda de proxenetas y de haber tenido
la decisión, como el resto de los funcionarios judiciales, de avanzar contra la
red mafiosa que encubría y de la cual participaba su colega Pont.
El fiscal federal habló por
primera vez ante el periodista e integrante de La Alameda Corrientes, José
María Serbin.
Fue a través de Serbin que
el Papa Francisco le envió a la jueza Cristina Pozzer Penzo un rosario como
reconocimiento por su lucha contra la trata de personas y explotación sexual en
Corrientes.
Fuente:
FM Aires de Santa Fe.