Que
hayan violado la veda es lo menos grave.
Lo peor es que los grandes
medios, Clarín y Nación, violaron las reglas decorosas de la objetividad
periodística. Para arrastrar a la mayor parte del universo mediático a un
seguidismo profesional, contagiado de aquel visionario “6-7-8”, pero del ámbito
privado. Que se los califique como perdedores, al menos en la provincia
inviable, no debe ser tomado como reproche. Ningún pase de facturas.
Es la constatación del hecho
político que le proporciona algo de mística a la proeza personal de La Doctora
y su frepasito tardío. Intentó reeditar, en 18 meses, y casi sin ser siquiera
peronista, la hazaña que al general Juan Domingo Perón le demandó 18 años. Sin
un miserable afiche, aferrada a los beneficios del silencio. Sin capitales ni
para alquilar un hotel como el Intercontinental de antaño.
Con la cancha inclinada de
los medios, y con el Código Penal enteramente en contra, Cristina Fernández, La
Doctora, discutió voto a voto hasta la madrugada del lunes, al avasallante
Colectivo Cambiemos, en el único distrito donde podía superarlo.
Los Amarillos tenían deseos
incontenibles de celebrar, de arrojar los globos al aire, con la ansiedad del
que prende los fuegos artificiales a mediodía. A las 22 horas le ganaban por 6
puntos de ventaja a La Doctora.
Selectivo
papelón de Buenos Aires
Al cierre del despacho,
Estéban Bullrich Ocampo, el elegido por Cambiemos, ya gana apenas por menos de
medio punto. Jornada caracterizada por la exasperante desprolijidad en la
selectiva carga de datos. Con el anuncio infantil del conteo en los distritos
donde Cambiemos se imponía, para algarabía de la formación amarilla que
festejaba para la televisión, con suelta de globos y la dicha justificada.
La precipitación atenuaba el
efecto merecido de los excelentes logros de Cambiemos en otras provincias
gravitantes. Como Mendoza, Córdoba, Entre Ríos.
Pero se trataba de un gozo
demasiado anticipado para celebrar el triunfo en la provincia inviable. A los
efectos de velar a la contrincante, La Doctora, antes, incluso, que expirara.
Pretendían darla por finada antes de constatar siquiera la respiración.
La matemática manipulada les
aseguraba la victoria “irreversible”. Por la chiquilinada pedorra de no cargar
los sufragios de los distritos donde el resultado podía ser distinto. Servía
para festejar una victoria históricamente trucha.
Si a las tres y media de la
madrugada aún se mantiene la tendencia alcista de La Doctora, los militantes
que aún saltan y gritan -y sobre todo esperan- comprobarán la llegada del turno
para el festejo contenido. En el Gimnasio de Arsenal de Sarandí, que ofrecía
mayor naturalidad que el Intercontinental.
El
rectángulo de poder
La inapelable ganadora del
domingo es la señora Elisa Carrió. La Demoledora.
Fue apoyada por casi la
mitad de los ciudadanos del Artificio Autónomo. Aunque lo niegue, o demuestre
con desdén que no le importa, invariablemente se le despeja el camino hacia la
presidencia de la república. Cetro por el cual hizo varios intentos, todos con
suerte adversa.
En Cambiemos -esa extensión
de Pro- debajo de Mauricio Macri, presidente del Tercer Gobierno Radical,
persiste el triunvirato cerrado de poder que lo consolida.
Cada vértice del triángulo
lo ocupan, en el siguiente orden, el Premier Marcos Peña, El Pibe de Oro;
Horacio Rodríguez Larreta, El Geniol, jefe del Maxi Quiosco del Artificio; y la
señora María Eugenia Vidal, La Chica de Flores de Girondo, gobernadora de la
provincia inviable.
Pero desde ahora Carrió se
entromete y convierte el triángulo en un rectángulo. Se sienta sobre el nuevo
vértice. En definitiva, Carrió se consolidó hasta situarse al mismo nivel de
Macri. A quien -desde hace un año- conduce.
Imaginar entonces la final
de 2019 con La Doctora y La Demoledora es para cobrar entrada. El triunfo de
Carrió estuvo aquí asociado al otro astuto ganador, que en el escenario no
paraba de besarla, en la frente y los cachetes. Sin carisma, desangelado, el
mimoso Geniol es el que más sabe de manejo de poder en el rectángulo.
Rodríguez Larreta se aferró
a Carrió con voluntariosa resignación. Aunque Carrió no tenga nada que ver, en
el fondo, con su historia política ni cultural. Ni con la concepción límpida
del agua bendita.
Selectivo
papelón de Buenos Aires
Larreta no la tiene a
Carrió, según nuestras fuentes, registrada como competencia para ponerse a
despachar en el Maxi Quiosco. Distrito que la catapulta.
A quien Larreta tenía
registrado para competir era, precisamente, a Martín Lousteau, El Personaje de
Wilde. Pero lo vació, le sacó hasta a la Reina del Dengue, hasta dejarlo fuera
de juego. Detrás del peronismo de sus amigos y del massismo urbano que inventó.
En esas costosas PASO, Sir
Lousteau quedó en el bando desperdiciado de los perdedores. Nunca supo
encontrar el tono adecuado para su campaña electoral. No se atrevió a criticar
la administración del gobierno del que fue su equivocado embajador en Estados
Unidos.
Finalmente, Sir Lousteau
emergió como el principal opositor pero porque Larreta no le permitió ser
oficialista. Para concluir tercero, piadosamente detrás de Daniel Filmus, El
Psicobolche.
Como Carrió se siente
presidenciable, Larreta parece decir “basta para mí”. Para asegurarse el control
del Maxi Quiosco hasta 2023. La figura presidencial Larreta la reserva para la
reelección de Macri. Falta apenas esperar -después de pagar la entrada- el
previsible distanciamiento entre Macri y Carrió. Escenario conjeturable.
Macri tiene que mantener el
suspenso del artificial cuento de la reproducción del agua bendita. Pero no le
cierra. Como tampoco cierra su Cambio de Metal. La transformación de la plata
al bronce.
No pudieron interrumpirlo
hasta ahora a Macri los misteriosos papeles de Panamá, ni la zamba-enredo del
Correo, ni las tinieblas sospechadas del Soterramiento. Sólo puede
interrumpirlo, en la primera de cambio, Carrió. De un “palabrazo y por la
espalda”. Sobran los motivos y los bolsos. Como los pretextos. Como sobraron
los globos multicolores de la euforia perdurablemente triste.
Si en un par de horas
trasciende que -como dijo La Doctora ya a las cuatro de la madrugada- Cambiemos
pierde en Buenos Aires, Macri y Peña pueden igualmente quedar como
triunfadores.
Si se constata que ganan
también en Buenos Aires, por una décima miserable, reproducen la máxima
sorpresa. Sirve para continuar la mitificación del pensador Durán Barba, que
necesita mimos después de ser ridiculizado como El Teñido.
Concepción
movimientista del macrismo
El macrismo reconfirma, como
conclusión, su carácter movimientista. La presencia vigente en la totalidad del
país, con consagraciones relevantes.
Pueden incluso asociarse al
excelente desempeño de María Eugenia Vidal, y su excepcionalidad en el esquema.
En materia de carisma y maneras, les lleva un campo de ventaja a todos los del
rectángulo. Puso sus recursos y su tiempo. Lo invirtió para ponerse al frente
de la campaña, y simular con sus virtudes la frágil oferta electoral a la
sociedad.
La Chica de Flores se las ingenió
para dar vuelta la elección y mantener el suspenso de Hitchcock. Hasta el
horrible final abierto que no se merecía. Con las manipulaciones selectivas que
derivaron en el papelón de la suelta de globos, y el desborde de la algarabía truchada
que indica que, a más tardar a partir de pasado mañana, comienza la otra
campaña por la elección real. Para dejar atrás el onanismo marquetinero de las
PASO.
Empate
de Massa, El Carancheado
Cambiemos logró el objetivo
establecido de caranchearlo a Massa. Un mes atrás estaba con más de 22 puntos y
concluye con poco menos de 16. Son 6 puntos de los considerados útiles que
fueron, como por un tubo, para Cambiemos.
Y el otro empatador,
Randazzo, El Loco, capturó los 5 puntos que pudo caranchearle a La Doctora,
para satisfacción de Salvai y de Mosca, y alguno tal vez a Massa, más sindicado
de los postulantes para rehacer su campaña.
Para decidir si quiere ser
senador o si quiere conformarse con haber sido candidato a senador. Si quiere
ganar, salir segundo, o sólo participar. La Doctora aspira a quitarle a Massa
los peronistas que le quedan.
Cambiemos va a intentar
caranchearle a Massa los antikirchneristas. Y Randazzo se va a empeñar en
reducirlo como sea. A partir del martes, Massa debe lanzarse con mayor sed de
poder. Sin basarse apenas en su reconocida simpatía. Para ser, una de dos,
mandíbula o bocado.
Hasta hoy, Massa empata.
Aunque en diciembre de 2017 se quede sin trabajo. En cambio Sir Lousteau, de
seguir así sin transformarse, pierde, aunque en diciembre sea diputado. Oficio
de menor encanto que el de señor embajador.
Jorge
Asis Digital