La
juventud está perdida, me dijeron...
¿Cómo
puede ser posible? -Me pregunté- , si veo a miles de pibes copando plazas
defendiendo ideales con banderas de colores y enseñas nacionales.
¿Cómo
pensar que la juventud se está perdiendo?, si Juan y Mario se besan en una
esquina y Jorge y su novia, están felices por aquello. Y celebran la capacidad
de aceptar el amor, por sobre los géneros impuestos.
¿Cómo
pensar en lo peor si veo a la mujer adolescente empoderándose y marchando para
que no se cometan más atrocidades?
Me
niego a pensar en una juventud derrotada mientras camino, y a la derecha veo un
grupo de chicos de Acción Poética llenando de poesía y amor lo que antes era
ladrillo y moho.
A la
esquina de aquella misma cuadra, un grupo de amigos está auxiliando un perro
maltrecho para darle un nuevo hogar, y al pasar Juan le comenta a Pedrito que
tirar basura en la calle no es bueno.
Me
detengo a mirar el teléfono, me llega un whatsapp de un compañero de la
facultad que me pregunta si quiero ayudar con útiles a los chicos de las
escuelas rurales, constato también que hoy Humberto no va a jugar a la pelota
conmigo porque tiene que hacer recuento de votos, para defender la democracia.
Prendo
la tele, Susana Trimarco y miles de jóvenes se ponen inexorablemente de pie
ante los viles demonios que roban pequeñas para la trata. ¡Y les van a ganar!
Asoma
Inti en un 25 de mayo y amanecen escarapelas y banderas danzando al compás de
los acordes de esta gran Nación. No recordaba haber visto tantas, desde hace
mucho tiempo.
La
juventud está perdida, me dicen siempre algunos viejos vinagres... Y menos mal
que ellos piensen eso.
Pues
piensan así porque se les advienen jóvenes libres y pensantes, que los van a
cuestionar.
Aceptar
y ser lacayos del sistema estigmatizante y genuflexo que proponían ellos ya no
es tan fácil como años atrás, ya menos mal que pasó de moda.
Es
que para eso, los necesitaban ignorantes y explotados.
Situar
dinosaurios represores, machistas y explotadores en la vereda de enfrente, no
solo enaltece a esta juventud, sino que la convierte en hermosa, en invencible
y eterna.
Porque
luchar nos rejuvenece, luchar nos vuelve hermosos.
Porque
cuando los ideales son nobles, la edad es solo un número.